Mutua Madrid Open
Alcaraz tumba la última torre y se corona en Madrid por segunda vez
El español tumba a un Struff que lo puso en muchos aprietos (6-4, 3-6 y 6-3 en dos horas y 25 minutos) y levanta el cuarto título del año
¿Cuánto dinero se lleva Alcaraz por ganar el Mutua Madrid Open?
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Iniciar sesiónContinúa Carlos Alcaraz un viaje inalcanzable hacia las estrellas, hacia esa historia que solo lleva su nombre porque es único en su especie. Gane el Mutua Madrid Open con un repertorio que muestra su fondo de armario. Nunca un traje igual al siguiente ... porque ningún rival afrontó el partido igual. Todos intentan desentrañar a este chico de veinte años recién cumplidos que se pasea por el planeta tenis con hitos y retos que se inventa sobre la marcha. Pero todos claudican ante su adaptación al medio y su infinidad de recursos. Ante Jan-Lennard Struff, otra estrategia que solventa con apuros y apoyado en los momentos importantes con la derecha y la dejada. Símbolo de la dificultad, se tira al suelo, mira al cielo, agotado. Alcaraz es campeón del Mutua Madrid Open. Ya no es la eclosión, ni la sorpresa, ya es la confirmación.
Mutua Madrid Open
Final
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6 | 3 | 6 |
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4 | 6 | 3 |
También Jan-Lennard Struff, aunque no fue el paseo que se esperaba el personal dado el ranking, 65 del mundo, y su historial, repescado tras perder en la previa por la baja de última hora de otro jugador. Presenta potencia el alemán, 1,93 de puro músculo que impresiona en pista, por presencia y porque en lugar de mano parece que tiene un cañón.
El alemán llegaba a esta final con 57 saques directos, líder de la lista, pero los nervios de protagonizar un cuento de hadas y firmar su primera final de un Masters 1.000, merman ese porcentaje. Incluso concede su primer turno de saque, con dos dobles faltas. Y otro más en el octavo. Es un 38 % de primeros saques y suma cuatro dobles faltas. Y aun así, se atreve con una estrategia de saque y red porque en la subida parece comerse la pista, y al rival, al que se le quedan pequeños los huecos.
Así atemoriza un poco al español, que ya padece un primer turno de su saque de diez minutos y pierde el tercero entre negaciones, gritos hacia su palco y malos gestos. Ante Ruusuvuori era un bloqueo mental, también otro más puntual ante Khachanov, pero ante Struff es que no encuentra manera de combatir lo que le llega.
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El alemán no es un muro, es una cantera. Son piedras lo que lanza sobre todo con el resto, a falta de esa efectividad con el primero. Alcaraz se desespera por momentos, incapaz de encontrar la salida ante los bombardeos. Roto su saque en blanco en el cuarto juego.
Son gritos de '¡Vamos!' que no se le habían escuchado antes. Así andaba el encuentro y el murciano, entregada la grada sobre todo en los momentos de tensión. Hasta que encuentra la derecha. Ese golpe que no podía sacar por la velocidad de pelota del rival, y que le llega en el momento más oportuno, porque se junta con otro bajón de efectividad en los primeros de Struff. Ahí, la puerta de salida, que cierra para sumar el primer set con un juego de los que certifican por qué Alcaraz está donde esta: de 0-40 a 6-4 con saques, globazos, dos derechas marca de la casa y corazón.
This forehand from this camera angle🤯@carlosalcaraz | @MutuaMadridOpen | #MMOPEN pic.twitter.com/KNkmwiX4Ur
— ATP Tour (@atptour) May 7, 2023
Struff, que estaba haciendo las maletas tras perder el 25 de abril y la suerte hizo que la moneda cayera de su lado para permanecer un poco más en Madrid, es mucho más de lo que aportan su ranking y su palmarés, cero títulos. Muestra puño y con el primer servicio afinado encara el segundo set con un 3-0 a favor que vuelve a torcer el gesto de Alcaraz. «Cuando más difícil, más duros nos ponemos», le señala Juan Carlos Ferrero desde la banda. Pero es difícil porque el alemán apuntala su servicio incluso bajo presión. Cinco opciones tiene el español de recuperar el break, cinco le niega Struff, que mete la directa para el 6-3. Y eso ya no es suerte.
Tampoco es suerte enredar al español, que sigue renqueante en el tercer set, incomodísimo con el planteamiento de Struff. Saca adelante sus servicios con sufrimiento, pendiente de que el resto no sea una bomba que caiga a sus pies. Ferrero también sufre, «no lo veo», comenta mientras su pupilo trata de calmarse y respirar.
Fue Alcaraz quien lo vio. El pequeño hueco de Struff, ese que dejaba cuando no le entran los primeros, por el que se coló el español con los golpes que lo han catapultado hacia las estrellas: por fin derecha ante los segundos saques, dejadas para mover al alemán. Ahí entró Alcaraz, ahí encontró las cosquillas, en la quinta doble falta del alemán, el break y el camino hacia la victoria. Cabeza.
La grada, a la que apeló el murciano, lo llevó también en volandas. Por fin la sonrisa, el enigma desentrañado. Como ante Ruusuvuori, como ante Dimitrov, como ante Zverev, como ante Khachanov. Otro partido, otro Alcaraz. De esas transformaciones que definen a los campeones. Los que buscan y buscan y buscan y cambian y cambian y cambian en función del rival y de uno mismo. No se alteró más el patrón de juego. Struff se ciñó a su servicio y Alcaraz al suyo. Y así, explosión en la grada, euforia en el banquillo, grito al cielo para el español.
Otra torre caída, otra cima conquistada. Cuarto título del año, décimo en el palmarés, corona defendida en el Mutua Madrid Open. Fue el año de la eclosión, es el año de la madurez. De sacar desde el traja de faena hasta el de luces. Alcaraz en sus mil versiones, cada cual más mejorada.
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