Alcaraz, lanzado hacia Roland Garros

«A pesar de que eres un poco más joven que algunos de nosotros, eres un gran ejemplo para todos. Lo que haces nos obliga a mejorar continuamente», se rindió ante él Tsitsipas, que sintió en su mano la velocidad de la derecha de Alcaraz, la contundencia de sus saques, la sutileza de sus dejadas.

Ese claudicar ante lo inevitable que sienten sus rivales es lo que ha conseguido el número 2 del mundo, cada vez más cerca de recuperar el trono de la ATP, sobre todo con la baja de Novak Djokovic en el Mutua Madrid Open.

El año pasado, había ese tenis imaginativo, divertido, a veces precipitado. Demasiados recursos y no siempre acertado el momento de sacarlos. En este curso, está el tenis imaginativo y divertido, pero se han frenado las locuras y la precipitación se ha cambiado por temple y paciencia. Llegó como un ciclón, y se maneja en las alturas con la cabeza de los grandes.

Todavía hay restos de la euforia que compartía con la grada, aspavientos a veces exagerados, pero han quedado limitados a un par de momentos determinados, cuando ya está casi todo dicho. La capacidad de volver al carril de la concentración ha ganado muchos enteros. Alcaraz sonríe y sonríe, pero ahora solo al final, una vez dada la mano al rival por encima de la red.

No ha cedido ningún set en toda la semana. Una que empezó con algunas desconexiones por la falta de rodaje ante Nuno Borges, con más errores ante Roberto Bautista y con más esfuerzo ante un bravísimo Alejandro Davidovich, pero que termina con un vendaval ante Daniel Evans y otra lección de poderío y convicción ante Tsitsipas, al que le ha ganado los cuatro partidos disputados.

«Estaba nervioso y tenso en la noche anterior, pero con mi psicóloga hemos trabajado en intentar quitar esos nervios y salir a disfrutar. Y he podido entrar relajado al peloteo y comenzar a sentir los golpes. Lo tenía que hacer para estar al nivel al que he jugado contra Tsitsipas», analizaba el doble campeón en Barcelona, que sucede en este hito a Rafael Nadal (2016-2018).

Ausente el balear y sin fecha de regreso, se recrea el personal con este Alcaraz con nueve títulos en su carrera ya y que encara la gira de tierra con un aura que parece indestructible. En este 2023: ausente en el Abierto de Australia, maratón de partidos para ganar en Buenos Aires y hacer final en Río (se lesionó), campeón en Indian Wells tras más días de descanso, semifinalista en Miami mordido en el físico, baja en Montecarlo y beso en Barcelona: 23 victorias de 25 posibles, y con la de ayer trece en tierra batida con solo la derrota de la final de Río.

Convertida Barcelona ya en su pequeña tradición, empieza hoy el Mutua Madrid Open (hasta el 7 de mayo), donde también el murciano defiende trono; un reto al que ya no le tiene miedo. A partir del 8 de mayo, el Masters 1.000 de Roma. Y el 28, Roland Garros, donde Alcaraz asomará con la sonrisa y la convicción de ganarlo, como la tiene ya el planeta tenis.