Si el debut de Carlos Alcaraz en Queen´s fue un calvario donde sudó sangre para sobrevivir a Rinderknech, su segundo partido en la campaña de hierba fue un bálsamo. El prodigio español pisó el seco césped, exhibió su bellísima y amplia amalgama de ... golpes y, velozmente, cuando el tímido público inglés apenas se había acomodado en las gradas, acabó con Jiri Lehecka en dos mangas (6-2 y 6-3) para clasificarse a los cuartos de final del ATP 500 de Londres.
En el césped raso las dejadas no mueren, la bola bota baja, endiablada, y es imposible deslizar en los apoyos. Parece una superficie que no marida con las virtudes del número dos de la ATP. Sin embargo, es tan caudaloso su talento que sobre cualquier suelo es un gigante.
El checo Lehecka, un joven que dejó un buen recuerdo en las finales de la Next Gen del año pasado, asistió ayer a un vendaval adulto. En el primer set, mientras su derecha no le permitía desplazar al español lejos de la línea, presenció con nerviosismo como el murciano sumó un sinfín de ganadores desde cualquier lugar de la pista. Voleas imposibles, globos a la línea de fondo y martillazos con el drive sacudían a un 36 del mundo que deseaba el fin del primer acto.
Extenistas y técnicos dan normalidad a los calambres que sufrió el español ante Djokovic y afirman que aprenderá a manejarlos conforme sume experiencias como esta
Aliviado tras el receso de la tormenta, Lehecka encontró en su saque un resquicio para competir; pero el impasible Alcaraz no bajó el nivel en ningún momento del segundo y último set. Ganó tranquilo el español en la hierba londinense, una superficie en la que empieza a ser feliz. Y eso es un problema para el resto de mortales.
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