conde de godó
Nadal, heptacampeón en Barcelona
El balear, que no estuvo muy fino en el primer set, supera a un Ferrer que acarició el título con los dedos
laura marta
Los nervios y el miedo a ganar existen. Es la enfermedad que padecen los tenistas que ven tan cerca la victoria que no saben cerrarla. Así le pasó a David Ferrer , competidor excelente que se trabajó una nueva final en Barcelona y logró ... hacer vibrar a la grada con un juego más fluido y con más intensidad que el de su rival, Rafael Nadal . [Así hemos contado el partido]
Pero el alicantino naufragó cuando ya tocaba la gloria. Desperdició las oportunidades y Nadal fue más serio en los puntos claves.
Desde el principio se vio que David Ferrer no quería repetir las tres finales anteriores que había perdido frente a Nadal. Con derechas larguísimas y reveses traicioneros, empujó a Nadal a ir contra el marcador en un primer set en el que él puso el tenis y Nadal las ntas brillantes, desperdigdas, pues el balear no parecía encontrarse cómodo . Se le vio dubitativo y no tan fino como en su partido de ayer contra Fernando Verdasco .
No obstante, el número dos del mundo no es el mejor en tierra batida por casualidad . No, es el mejor porque hasta en situaciones comprometidas como las que le ha metido Ferrer, sabe sacar su mano mágica y levantar el partido. Lo hizo al principio del set, cuando Ferrer tuvo un 2-0 en su poder que rápidamente recuperó . Siempre por detrás, concedió demasiado espacio a un Ferrer inmejorable, que le atosigó. Pero Nadal, con dos buenos saques o con una derecha imposible, conseguió rehacer la desventaja y levantarse.
El partido llegó a un inevitable tie break, después de que David Ferrer pudiera haber cerrado la manga a su favor hasta en cinco ocasiones . Pero en la muerte súbita, el alicantino notó el aliento de las ocasiones desaprovechadas y cedió muy fácil su saque . Inapelable un 7-1 que desvanecía sus sueños de gloria.
Nadal ataca en la debilidad
Un bajón inoportuno levantó a Nadal, más fino en la segunda manga, que consiguió un break para subir un 3-1 a su favor que ponía de cara la final. Nada más lejos. Ferrer no iba a ceder tanfácil una victoria que en su mente estaba seguro de que le pertenecía.
Con su aguerrida defensa inherente, el alicantino levantó el break y cosechó una serie de golpes que volvieron a poner en apuros al balear. La intensidad de la final llenó los asientos en la pista central, que vibraron con los golpes de ambos contendientes. Ferrer logró un segundo break y ponerse 5-4 con su saque.
Todo a su favor para alargar la final hasta una tercera manga, pero de nuevo las dudas y los nervios atenazaron su brazo , que se negó a salir cuando debía y el remate de un smash que no fue definitivo le condenó. Con Nadal no se debe perdonar. Llegó el punto débil de Ferrer y Nadal atacó. El alicantino, angustiado por todas las ocasiones perdidas, se dejó hacer con su saque y cedió el partido, la final y su momento de gloria.
El primer trofeo del Conde de Godó deberá esperar, por lo menos, una edición más. Y siete son las que se lleva a casa Rafael Nadal, con quien se acaban las palabras y los adjetivos para definirlo. Heptacampeón en Barcelona . Sobran los calificativos.
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