conde de godó
Ferrer capea una lluvia de cañonazos
El español saca su mejor tenis para llegar a la final, superando a un espectacular Milos Raonic en dos «tie-breaks»
miguel muñoz
En el tenis pasa a veces como en el amor: cuando se cruzan dos polos opuestos, saltan chispas. Y eso es lo que ha sucedido en el tenso idilio, a orillas del pasional Mediterráneo, que han mantenido David Ferrer y Milos Raonic ... , un muro de hormigón frente a un cañonero temible. Un idilio con el puro espectáculo, que han terminado decidiendo los galones de Ferrer tras dos horas de partido y ni un solo "break".
Raonic ya había puesto sus cartas sobre la mesa, tumbando en octavos a Nico Almagro y en cuartos a Andy Murray , esta última su primera victoria contra un "top-4". Ha dejado claro por qué, cada vez que se habla del futuro del tenis, su nombre sale a colación junto al de Ryan Harrison y Bernard Tomic (eliminado, por cierto, en la segunda ronda de este torneo a manos de Albert Montañés ).
El canadiense se marcha de Barcelona en paz con la tierra batida, una superficie a la que temía por las lesiones y a la que acudía sin fe. La bestia sobre arena a la que a liberado en el Godó seguramente habrá hecho mucho por disolver ese hándicap mental.
Ante Ferrer, Raonic ha utilizado las mismas armas que le pusieron en semifinales. Un servicio reventón (rondando los 240 km/h en los primeros) y un golpe plano de derecha difícil de digerir. Pero el gladiador de Jávea sabe capear este tipo de temporales. Su resto, uno de los más sólidos del circuito, su paciencia férrea y su capacidad para llegar a un par de bolas más de la cuenta le han permitido aguantar un primer set contra las cuerdas, en el que el canadiense le ha forzado al desempate varias veces durante su servicio y le ha tenido a tiro de "break".
Ahí se ha visto la juventud de Raonic. A un cachorro de león, por muy fiero que sea, tardan en crecerle las garras. E l canadiense se ha desinflado en posesión de la iniciativa , algo que Ferrer, un experto en defenderse panza arriba, no suele desaprovechar. Así han llegado al primer "tie-break" (7-2), donde Raonic apenas ha conectado primeros servicios y Ferrer ha podido jugarle peloteos largos. Una situación ideal para el español.
La segunda manga ha repetido la historia, aunque con menos ocasiones de rotura. La solución del segundo "tie-break" (7-5) se veía venir de lejos, y de nuevo Ferrer ha impuesto sus artes. Un par de genialidades finales con la varita mágica en la que se convierte su derecha cuando el cuerpo pide épica han dado la puntilla al mejor duelo en lo que va de Godó. Ferrer volverá a jugar la final, Raonic se va con una potente inyección de moral para lo que queda de temporada de tierra.
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