¿Está Federer en el ocaso?

Es, actualmente, el siete del mundo y bajando , una posición impropia para alguien tan grande. Desde octubre de 2002 que no quedaba tan lejos de la elite, aunque entonces era una raqueta por explotar y que luego lo ganó todo. Está considerado como el mejor tenista de la historia y tiene 77 títulos , aunque sólo uno ha llegado este año. Algo falla en Federer.

No es la raqueta, pues ha probado con otra herramienta después de toda una vida con la misma y no ha cambiado nada. No son sus golpes, plásticos y precisos, un repertorio interminable. Ni siquiera hay dudas sobre su físico ya que se le ve delgado, muy fino en esta fase de la temporada. De repente, el vestuario le ha visto vulnerable y ya cualquiera se atreve a plantar cara al genio, que promete regresar como ha hecho otras veces.

Tiene 12 derrotas en lo que va de curso , demasiadas para ese apellido tan ilustre. Y lo peor es que muchas de ellas son ante tenistas con poco pedigrí, tenistas que sobreviven en el pelotón como pueden y que no suelen competir por los títulos más golosos. Julien Benneteau en Rotterdam (el francés era el 39 del mundo), Sergiy Stakhovsky en su jardín de Wimbledon (116) , Federico Delbonis en Hamburgo (114) o Daniel Brands en Gstaad (55) son algunos ejemplos. Él, que muchas veces ha ganado sin sudar, ahora sufre más que nunca.

El último patinazo llega en Nueva York, en donde ha conquistado cinco veces el trofeo. Le supera en tres mangas Robredo y el español entierra una estadística demoledora en el cara a cara con el suizo. Federer le había tumbado en los diez enfrentamientos previos, pero ahora ni siquiera es capaz de ofrecer resistencia, muy triste el 2 de 16 en bolas de break. « Fue un tipo de autodestrucción lo que sucedió y es algo muy desmoralizador . Tuve una actuación realmente frustrante», reconoció al perder ante Robredo.

La pregunta, la de si está acabado, la responde el propio Federer. «Creo que han sido tres meses particularmente difíciles. Y la confianza juega su parte. Se encarga de todas esas cosas que uno no suele pensar. En cierto punto siento que perdí conmigo mismo, sin quitarle ningún mérito a Tommy», resumió. « Quiero jugar mejor que esto y sé que puedo hacerlo . Lo demostré estas últimas semanas, pero hoy me volvió a faltar consistencia», aceptó.

Está prohibido hablar de retirada, no lo quiere ni mencionar. Sueña con llegar a Río de Janeiro, a los Juegos de 2016, y comprende la alarma que genera el hecho de no alcanzar la final en ningún grande en toda la temporada, algo que no sucedía desde 2002. «Es la historia de mi vida: cuando pierdo, los aficionados se quedan en shock al verme jugar de esta manera. Debo luchar para recuperar mi juego ganador».