Balonmano - entrevista
Silvia Arderius: «Si por fin voy a los Juegos, toda mi familia se tatúa»
La central madrileña, tras una gran carrera, busca a los 33 años triunfar con España en el Preolímpico y acudir a su primera cita olímpica
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Iniciar sesiónNecesita la selección de balonmano femenina sentirse superior como antaño, saborear una victoria importante y asentar las bases de un nuevo proyecto. Subcampeona del Mundial de 2021, el equipo fue apeado de forma prematura en el último torneo continental. Una situación que lo ha ... llevado hasta Torrevieja, Alicante, donde desde hoy disputará el Preolímpico en busca de un billete para París 2024. De un grupo de cuatro, donde también están República Checa, Argentina y Países Bajos, solo dos viajarán a la capital gala en verano. Y para la empresa, el seleccionador Ambros Martín se ha llevado al Levante toda la artillería posible, entre la que se encuentra Silvia Arderius (Madrid, 33 años), una veterana que aún conserva el sueño desde niña de ir a unos Juegos. Su primer escollo y el de sus compañeras será la selección checa (18.30 horas, TDP).
—¿Qué sensaciones le está transmitiendo la concentración de Torrevieja?
—Pues muy buenas. Llegamos el lunes, ya hemos podido entrenar en la pista en la que jugaremos y tenemos muchas ganas e ilusión de debutar en el Preolímpico. Además, esta ciudad nos trae muy buenos recuerdos, disputamos aquí el Mundial de 2021. Nos sentimos como en casa.
—Vienen de jugar dos partidos, ante Lituania y Azerbaiyán, del clasificatorio para el Europeo de 2025 y ahora les toca el Preolímpico. ¿Cuesta mucho cambiar el chip de competición en tan poco tiempo?
—Desde el principio de la concentración teníamos el punto de vista puesto en el Preolímpico. Sabíamos que los dos partidos del Europeo eran bastante asequibles teniendo en cuenta el nivel de los adversarios. Nos los tomamos como una puesta a punto para estar lo mejor posible en el debut.
—¿Y qué supone jugarse el billete para París 2024 en tan solo cuatro días?
—Es todo un reto, es algo muy importante que nos jugamos en 180 minutos. Cada balón y cada acción valen mucho y hay que saber gestionar la presión. Pero todas estamos muy concienciadas de la situación en la que estamos, veo a la gente enchufada. Las sensaciones son buenas.
—En un torneo tan corto, qué importa más, ¿gestionar el físico o las emociones?
—La parte física es dura, por supuesto, pero en balonmano estamos acostumbradas a disputar muchos partidos en poco tiempo. Así que te diría que hay que estar más pendiente de las emociones, la cabeza tiene que estar donde tiene que estar. La presión no te puede jugar una mala pasada, debes gestionarla. Sabemos que los encuentros estarán igualados, que siempre hay rachas positivas y negativas, y es ahí donde tienes que mantener la calma. Ese es el gran reto.
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—En el balonmano parece que afectan más los nervios del debut que en otros deportes. ¿También es difícil lidiar con ello?
—Desde luego, por eso creo que los partidos que hemos disputado del Europeo nos han venido muy bien. Estamos en modo competición, muy metidas. Además, jugamos en casa. El ambiente que hay en Torrevieja nos ayudará a que sea más llevadero el debut.
—El último torneo de la selección fue el Mundial del año pasado, donde quedaron eliminadas en segunda ronda. ¿Qué recuerda de aquella cita?
—Las sensaciones no fueron nada buenas, la verdad. Además nos eliminó República Checa, contra la que debutamos en este Preolímpico. Pero aquella derrota no fue real, no mostró la diferencia que hay entre ambas selecciones (España cayó 30-22). Estuvimos muy mal pero creo que tenemos claros los errores que cometimos, ahora sabemos por dónde llevar el partido para que no se repita el resultado. Incluso creo que nos será favorable que la última vez que nos enfrentamos, ellas ganaran de forma tan holgada.
—Entiendo que han visto aquel partido repetido bastantes veces.
—Lo hemos visto muchísimas veces (risas). Pero no solo ese, también los más recientes, como el que jugaron ante Portugal el pasado domingo. Trabajamos mucho el estudio sobre el rival, no hay un momento del día en que no haya una de nosotras con algún partido de República Checa puesto en el móvil.
—En el clasificatorio para el último Mundial, usted da el pase a España con una actuación fantástica ante Austria en Málaga. ¿Le gusta levantar la mano cuando el balón quema?
-La verdad es que sí, ese partido ante Austria (victoria por 26 a 24) fue especialmente bueno para mí. En mi caso, me gusta pensar en mis actuaciones del pasado antes de un reto tan importante como este Preolímpico. Son recuerdos buenos, momentos en los que tú das un paso adelante por el equipo.
—Llega la pregunta obligada. ¿Le frustra no haber ido a unos Juegos Olímpicos con 33 años ya cumplidos?
—Frustración no. En el momento es un palo, desde luego. En los de Tokio siempre estuve en las convocatorias previas e incluso en la preparación, pero finalmente me quedé fuera. Pero una vez pasas el disgusto, sigues adelante. Lo importante es que tú tengas claro que has hecho todo lo posible para ir. El deporte es así, los seleccionadores toman decisiones difíciles y a los Juegos van muy pocas. Son cosas que nos se puedan controlar.
—Muchos deportistas se tatúan el símbolo olímpico, los aros entrelazados, cuando van a sus primeros Juegos. ¿Usted lo haría?
—Sí, es algo que tengo en mente si al final voy a París. Además, en casa, desde que había posibilidades de ir a Tokio, ya quedamos los cinco que estamos que algún tatuaje conmemorativo nos haríamos. Si voy, ami familia se tatúa.
—Usted lleva muchos años y muchas convocatorias con la selección. ¿Ha cambiado mucho el grupo?
-Ha habido muchos cambios en los últimos años, cuando una jugadora se va se convierte en un momento difícil. Se crea un vacío, sobre todo a nivel personal. Son muchas experiencias juntas y se generan unos vínculos personales irrepetibles. Cuesta superarlo, pero las jugadoras nuevas también generan algo único. Ellas, las que viven un Mundial por primera vez por ejemplo, contagian al resto la ilusión y las ganas. Es una gran ayuda. Nos retroalimentamos y el grupo se mantiene fuerte.
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