Después del... Balonmano
Chechu Fernández: de la pega y la primera línea a las estadísticas
Mientras ganaba Copas del Rey y Ligas con el Atlético, estudió Sociología, lo que le llevó a ver el deporte a través de los números. Hoy vive de los que extrae del fútbol
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Iniciar sesiónA Chechu Fernández (Avilés, 61 años) le gustaría jugar a este balonmano del hoy, aunque reconozca que es otro al que él dedicó buena parte de su vida. Por repercusión, vivió los mejores momentos: «Yo jugué en los 80 en el Atlético y teníamos ... mucha más atención de los medios. Había un 50 % para el fútbol y el otro 50 nos lo repartíamos los demás deportes. Ahora está en un 80-20 o incluso un 90-10. El fútbol ahora ocupa demasiado espacio. Y eso que vivo de él».
Por exigencia, ahora, dice, el balonmano es mucho más rápido: «Se ha evolucionado mucho en preparación física y médica, nutrición. Es más rápido. Y ya no hay saques de centro. La evolución social ha ayudado a que haya menos lesiones, y jueguen más tiempo. Pero lo más bonito para un deportista es cuando juega. Porque no hay nada comparable», reflexiona. No tiene que ir a entrenar -«y eso es un alivio»-, pero echa de menos el compañerismo, esa unión que surge en los momentos de tensión del deporte de élite, y que ha creado vínculos que todavía perduran.
Pero, en la treintena, después de los goles, la pega y los títulos, sobre todo en el Atlético -del 82 al 91: tres ligas, dos Copas del Rey, una Supercopa- decidió emprender otros caminos, no sin antes dejar el balonmano un poco mejor de como se lo encontró: «La vida profesional te la marcaba mucho el físico. Y al día siguiente del deporte era un salto al vacío. Fuimos fundadores de la primera asociación y se consiguieron derechos; por aquel entonces no había paro ni nada».
Fernández, como casi todos sus compañeros, había activado en paralelo un plan B para cuando el A se terminara: estudió Sociología. «Con especialidad en Demografía, que tiene bastante estadística. Y después cursé un MBA». Los números, y algo de casualidad, fueron los que lo llevaron a esta nueva vida. «Conocía a algún exentrenador y otros compañeros que habían fundado una empresa relacionada con las estadísticas. Algo muy novedoso porque era principios de siglo, y muy extraño en el mundo del fútbol, aunque no tanto en otros deportes. Me pareció muy interesante».
A partir de entonces, recogida de datos, gestión contable y financiera, dirección de producción, relaciones con los clientes hasta su actual puesto, ejecutivo de cuentas en Stats Perform.
Habla con entusiasmo de dos décadas de evolución de esta profesión con cada vez más seguidores. «Al principio los datos los usaban un poco la prensa, pero muy poco los equipos. Y ahora cada vez hay más analistas en los clubes. Con datos estadísticos es muy difícil explicar un partido, pero sí explica muy bien cómo juega un equipo, las cualidades de un jugador, cómo defiende y cómo ataca o si se puede prevenir una lesión. Son once jugadores, es un espacio muy grande, se juega con el pie... son muchas variables, y lo que hacen los datos es ordenar un poco ese caos y la incertidumbre».
En cada partido, explica, se suceden millones de registros. De los llamados 'eventing' (acciones con balón, dónde, cómo, quién) puede haber unos 2.000; además de los 'tracking': esprints, kilómetros recorridos, datos físicos. Pero Fernández, quizá por ese compañerismo tan adquirido como jugador, subraya el componente humano: «Yo vendo datos, y están para analizarlos, pero hay variables que no se pueden medir, por ejemplo, cómo ha pasado esa semana o esa noche tal jugador. Y hay gente en el fútbol que tiene capacidad para ver cosas en el juego que no entran en los datos».
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No sueña con números, pero sí ha cambiado su forma de ver el deporte. «Salvo que sea un partido que vea por la pasión de mis equipos -Sporting y Atlético-, sí los veo de otra forma, como personalizando las jugada
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