Pablo Urdangarin avanza en su carrera sin verse afectado por los asuntos familiares: «Estoy bien aquí»

Su salto al equipo catalán, donde se ha adaptado a la perfección, le ha permitido dar un paso adelante en su trayectoria profesional. Este domingo, el club blanquiazul conseguía vencer al Bada Huesca por 36-27 en Liga Asobal, lo que les ha permitido escalar hasta la tercera posición de la tabla. Uno de los artífices del triunfo fue el sobrino del Rey Felipe VI, que con sus siete goles se convertía en el máximo anotador del encuentro.

Pablo ha seguido creciendo como jugador durante estos meses en el Granollers: con sus últimos tantos ante el Huesca, ya suma 62 goles en los 22 partidos que ha disputado esta temporada. Sin embargo, los números no son lo único que avala las buenas sensaciones que está experimentado tras el cambio de equipo: «El ambiente en el vestuario es increíble, todos nos llevamos muy bien. Somos un equipo muy joven que disfrutamos de estar unos con los otros», ha destacado Urdangarin.

«Estoy muy bien en mi primer año aquí, los compañeros me están ayudando mucho. Cada día me encuentro con más confianza y estoy disfrutando de la experiencia», confesaba el jugador al hablar de su adaptación al nuevo club, que está dando sus frutos. El público también se lo ha demostrado y, en su último partido, las gradas del Palacio de Deportes de Granollers corearon su nombre, como hicieron en muchos pabellones con su padre.

Ahora mismo, es inevitable ver a Pablo y pensar en el que fuera lateral del FC Barcelona, pero lo cierto es que el hijo mediano de los Urdangarin tiene un estilo muy diferente: al contrario que su progenitor, él juega más de extremo derecho, aunque tiene la misma capacidad goleadora que su progenitor. Sin embargo, el deportista quiere dejar a un lado las comparaciones y también los asuntos familiares, y está centrado en crecer por sí mismo.

Pablo está siguiendo los pasos del que durante años fue considerado uno de los mejores jugadores de balonmano del mundo durante sus años en la Selección española y el FC Barcelona. De cerca siguió su última victoria su madre, la infanta Cristina, dejando una estampa muy similar a la que se vivía hace casi 30 años cuando Iñaki Urdangarin aún deslumbraba sobre el parqué.

Fue durante los Juegos de Atlanta de 1996 cuando Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin coincidieron por primera vez, y lo suyo fue amor a primera vista. Ambos comenzaron un noviazgo y la hermana de Felipe VI se convirtió entonces en una aficionada más en el Palau Blaugrana.

Tan solo un año después de conocerse, la pareja contraería matrimonio en la Catedral de Santa Cruz y Santa Eulalia de Barcelona ante más de 1.500 invitados. Fruto de este amor nacerían sus cuatro hijos ─Juan (24 años), Pablo (23), Miguel (21) e Irene (18)─ y la pareja se convertiría en una de las más envidiadas del momento.

Sin embargo, 28 años después de aquel primer encuentro, la vida del matrimonio es muy diferente. En 2011, Urdangarin y Cristina se verían salpicados directamente por el caso Nóos, una trama de corrupción que investigó al exjugador por un supuesto desvío de dinero público desde el Instituto Nóos, una fundación sin ánimo de lucro que por entonces presidía. El matrimonio acabó sentándose en el banquillo de los acusados en un juicio que terminó con la Infanta absuelta y Urdangarin condenado a cinco años y diez meses de prisión por malversación, fraude, prevaricación, delitos fiscales y tráfico de influencias.

Un revés que supuso un auténtico antes y después en la relación que Cristina de Borbón mantenía con su marido y que catapultó su abrupto final. A finales de 2022, el exdeportista, que cumplía el tercer grado en Vitoria, fue fotografiado junto a una joven desconocida que no era su mujer en una situación muy íntima. Pocos días más tarde se descubrió la identidad de la mujer: Ainhoa Armentia (45), una compañera de trabajo con la que el exmarido de la infanta había comenzado una relación amorosa.

A finales de ese mes de enero, la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin enviaron un comunicado conjunto en el que expresaban que «de común acuerdo, hemos decidido interrumpir nuestra relación matrimonial. El compromiso con nuestros hijos permanece intacto. Dado que es una decisión de ámbito privado, pedimos el máximo respeto a todos los que nos rodean». Hace apenas unos meses, los exduques de Palma firmaron a finales de diciembre, en una notaría de Barcelona, los papeles de su divorcio.