Cuando acabó el partido entre el Cádiz y el Real Madrid, donde el actual campeón de Liga se impuso por 0-2, la lacra del racismo volvió a empañar el fútbol español. Tras el pitido final, Antonio Rudiger acudió a una esquina del ... estadio para regalar su camiseta a un aficionado. El gesto no gustó a un sector de la afición cadista, que comenzó a insultarle.
Rudiger se enzarzó con la grada, les llamó locos llevándose el dedo a la sien mientras le llovían botellas a su paso. El ambiente fue escalando su nivel de tensión y comenzaron los insultos racistas. En un video grabado desde la grada se puede escuchar un claro «negro, cabrón».
El internacional alemán, que tras abandonar la esquina se encaró con Rubén Alcaraz y tuvieron que ser separados por miembros de ambos cuerpos técnicos, declaró en zona mixta que no escuchó los improperios racistas y le restó importancia a lo sucedido.
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