El segundo palo
El sueño húmedo culé
¿Qué deparará el sorteo de cuartos de la Liga de Campeones?
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Iniciar sesiónYo creo que más por terror pánico que por otra cosa, al barcelonismo sociológico le ha dado últimamente por repetir como si fuera el lorito de Joan Gamper que quiere al Real Madrid en los cuartos de final de la Copa de Europa. Es absurdo, ... lo sé, pero todo resulta muy psicodélico en este club arruinado económicamente, que lleva desde que Los Chunguitos estrenaron los 'Gipsy Kings' sin rascar bola en Europa y que se tiró durante la friolera de 17 años pagándole al vicepresidente arbitral.
Para rescatar una opinión sensata en el entorno culé tienes que horadar al nivel del pozo superprofundo de Kola y, cuando alguien pretende recuperar el hilo de la sensatez, te pasa lo que a mí me sucedió la otra noche con Lobo Carrasco en El Chiringuito, que acabó preguntándome si yo era campeona del mundo. ¿Campeona? ¿En serio? ¿Dónde está la cámara oculta?
El barcelonismo sufre lo que denomino el 'síndrome Smith'. Edward Smith era el capitán del Titanic y yo siempre me lo he imaginado siendo alertado por sus ayudantes: «¡Cuidado con ese iceberg, capitán!» «¿Iceberg? ¿Qué iceberg?» Es cierto que el Real Madrid no ha ganado muchas Copas de Europa, tan sólo 14 de las 68 celebradas hasta la fecha, y que en la última década únicamente ha podido conquistar la mitad, o sea cinco, pero no parece demasiado sensato, y menos aún para un Barça capitidisminuido, ir por ahí metiendo la mano en la jaula del león.
También es posible que esa altanería, ese modo bravucón de manejarse por la vida, esté estrechamente vinculado con el blindaje institucional del que han gozado desde el franquismo, que lo rescató varias veces de la quiebra como bien es sabido. Quién sabe.
Cuando usted, queridísimo lector del ABC, dé buena cuenta de este artículo, es probable que ya se haya celebrado el sorteo de la Champions y es posible que se haya cumplido también ese sueño húmedo del barcelonismo y su equipo haya quedado emparejado con la cenicienta de los cuartos de final, el modesto Real Madrid Club de Fútbol.
Yo, y lo digo de antemano, no quiero al Barça ni en pintura, pero si nos toca el gordo, y siempre con la humildad por bandera, intentaremos hacer la machada de eliminar a ese faro de ejemplaridad, modelo económico y templo de la sabiduría del que, por cierto, acaba de salir huyendo por piernas como alma que lleva el diablo Eduard Romeu, el último en otear el iceberg.
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