Esbozos y rasguños
El de mantenimiento
La entrada de Nacho a Portu no es propia en un jugador de su veteranía. Pudo ser la ansiedad, pudo ser la falta de rodaje, pudo ser un cruce de cables en su propio panel de control inteligente
El gesto
Nacho abandona el césped tras ser expulsado
Durante una temporada viví en una casa tan cómoda que era incómoda. Todo se controlaba a través de un panel de control inteligente. Tal vez demasiado inteligente para mí. Cosa que tocaba, cosa que estropeaba. Padecía de ese síndrome del Rey Midas a la ... inversa que decía sufrir Tony Soprano. Quería subir el aire acondicionado y dejaba de salir agua caliente. Tocaba un interruptor y se me quemaban las tostadas. En una ocasión las persianas se estropearon y estuve dos días viviendo en penumbra como un hombre-topo, tratando de habituarme a la oscuridad. Hasta que llamé al hombre de mantenimiento del edificio: Frankie. Frankie siempre estaba listo. Frankie podía arreglar cualquier cosa. Daba igual la hora, el día o la situación. No hacía preguntas. Solo solucionaba problemas. Frankie Machine, le empecé a llamar, por la novela de Don Winslow. Si una madrugada le hubiera llamado para que me ayudara a enterrar un cadáver, Frankie tan solo habría musitado: «Tengo una pala mejor abajo, voy a por ella». Una vez, en verano, le comenté de pasada que había hormigas por la casa. No me volví a cruzar con una en meses. Incluso después de mudarme. No sé qué les dijo. Tampoco pregunté. Con Frankie era mejor no hacerse demasiadas preguntas.
Siempre he visto a Nacho así. Es el Frankie Machine de este Real Madrid. Siempre preparado, siempre dispuesto. Uno diría que vive todo el año en Valdebebas, en un cuartito con un camastro, un lavabo y una pequeña cocina de gas, esperando la llamada. Que cuando no está entrenando, cuida de las plantas de las instalaciones o da clase de inglés a los chavales del filial. Ese es Nacho. Toda una vida al servicio del club. Solo nos acordamos de él, como con Santa Bárbara, cuando empieza a tronar. ¿Vamos perdiendo 2-0 en Anfield, Salah está volviendo loca a toda la defensa y Alaba se acaba de romper? Pon ahí a Nacho. Por la izquierda y sin calentar. Es ese extintor tras un cristal de seguridad que hay en todo parking. Rómpase en caso de incendio. Dice Ancelotti que Nacho es un central pesimista. Como para no serlo. Si cada vez que juega un partido con el brazalete de capitán le mandan luego a Siberia un mes.
Al final del partido en Montilivi, Nacho sorprendió a propios y extraños cometiendo una entrada durísima, imprudente e innecesaria que se saldó con su expulsión y con Portu saliendo en camilla. Algo impropio e incomprensible en un jugador de su veteranía. Pudo ser la ansiedad, pudo ser la falta de rodaje, pudo ser un cruce de cables en su propio panel de control inteligente.
Cuando esta noche todos sigan hablando todavía del exquisito pase con el exterior de Bellingham, Nacho llegará solo a Valdebebas, pondrá el riego automático y apagará todas las luces del edificio, una a una, antes de irse a dormir.