Domingo de fiesta para el madridismo y un mensaje global: «¡A por la 15!»

Casualmente, con quince minutos de retraso sobre el horario previsto, el presidente de la Federación, Pedro Rocha, entregó a Nacho el trofeo de la Liga que el equipo blanco iba a lucir durante este domingo festivo y jubiloso para el madridismo. Entrega en la intimidad de Valdebebas, algo nunca visto en la historia del fútbol español. Parece imposible que se pueda empeorar la entrega de la copa de la Liga, un tema que en España siempre ha sido gestionado de un modo bastante deficiente, pero temporada tras temporada se baja un peldaño más. Es muy complicado de entender cómo el organismo que dirige el fútbol en este país es incapaz, año tras año, de entregar la copa de la Liga al campeón de un modo digno. Fenómeno paranormal.

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Vestidos como un pincel, con el traje oficial del primer equipo, los jugadores recibieron la copa en Valdebebas y pusieron rumbo a la Comunidad de Madrid, donde fueron recibidos por la presidente Isabel Díaz Ayuso, que vestía una sudadera oficial del equipo blanco. Allí se vio a Tchouaméni con una muleta en su mano izquierda. Su presencia en la final de Londres parece complicada por la fractura de estrés en el pie izquierdo que sufrió ante el Bayern. Quién sí estará seguro es Joselu, el héroe ante los muniqueses. El gallego se despistó tras bajarse del autobús y pasó por delante de la presidenta de la Comunidad sin percatarse de su presencia. Reaccionó a tiempo, tras el aviso de Florentino, para retroceder y darle la mano, como manda el protocolo.

Anécdotas de la primera de las paradas de la celebración blanca, en la que Ayuso se vistió con la camiseta del Real Madrid y recibió una réplica del trofeo de la Liga: «Muchas gracias por acogernos en la Comunidad. Es una alegría tremenda estar aquí. Eso es que ha ido bien la temporada y, encima, es mi primera vez como capitán. Presidenta, te traslado el agradecimiento de parte de toda la plantilla. Estamos muy felices de esta Liga. Ojalá podamos venir aquí dentro de unos días… Enhorabuena a todos los madridistas», dijo Nacho, feliz y sonriente.

Como lo estaba el presidente blanco, que con este título ya ha superado a Santiago Bernabéu. El mandatario puso el acento en el cómo de esta Liga: «Aquí está la Liga 36, que para todos nosotros es muy especial porque ha sido ganada con los valores de nuestro escudo. El trabajo, el sacrificio, la humildad, el respeto, la solidaridad y el juego limpio. Este grupo ha sabido levantarse de lesiones muy graves que han puesto en riesgo nuestros objetivos. Esta plantilla ha sabido rebelarse ante una situación que parecía irreversible. Es una actitud ante la vida. Gracias a Ancelotti, que es ya uno de los grandes entrenadores de nuestra historia y que se ha ganado el cariño de todos. Nuestra historia nos empuja a seguir ganando. Que nadie tenga duda de que nos vamos a dejar el alma para volver a esta casa con la decimoquinta Copa de Europa».

La presidenta Ayuso cerró los parlamentos en la Real Casa de Correos y puso en valor lo que supone el club blanco para la Comunidad: «El Real Madrid lleva la marca Madrid y España por todo el mundo, es símbolo de triunfo y de éxito, símbolo de la altura miras, aunque haya quien lo mire con recelo. El Madrid es triunfo sin complejos. Comprar una entrada para ver a este equipo es dinero bien invertido. Enhorabuena Madrid. Vaya años de gloria. ¡Cómo no te voy a querer!».

Luego, el presidente, Ancelotti y los jugadores dejaron su garabato en el libro de firmas de la Comunidad y salieron al balcón para dirigirse a los miles de aficionados que estaban en la Puerta del Sol esperando a sus ídolos. Con Nacho como maestro de ceremonias y Ancelotti cantando el himno de la Décima, hubo baño de masas con algunos nombres propios. «Os quiero», dijo Modric mientras la gente le pedía que se quedara. Lo mismo que le demandaba a Kroos. Para Vinicius hubo cánticos de «Vini, Balón de Oro», y Jude no se escapó sin 'dar la cara'. Lo hizo en un perfecto castellano: «Muchas gracias por tu apoyo y cariño esta temporada. Un gran partido más esta temporada en Wembley. Vamos a ganarlo. Hala Madrid!».

Como fin de fiesta en la Comunidad, el 'zumbado' Rudiger: «El loco ya está aquí. Gracias por venir. ¡A por la 15!». Al defensa germano se le cae el carisma de los bolsillos.

La segunda visita de la mañana fue al Ayuntamiento, donde el alcalde Almeida recibió a la expedición blanca como tantas otras veces en estos cinco años de mandato, aunque en esta ocasión fue su primera vez como alcalde ya casado en feliz matrimonio. El regidor de la capital saludó uno a uno a todos los jugadores y en su choque de manos con Lucas, el gallego quiso saber cómo de intacto estaba su amor hacia el Atlético: «¿No te has hecho ya del Madrid?», le preguntó entre risas. Almeida se lo tomó con humor.

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El alcalde recibió, como Ayuso, una réplica del trofeo de la Liga, una camiseta firmada por toda la plantilla y una camiseta con el número 1 y su nombre. Le tocó aguantar de nuevo el tipo, como en veces anteriores, y se hizo el 'tonto' para no ponérsela, pese a la insistencia hasta del propio Florentino, que también participaba del cántico: «Es un honor regresar al Ayuntamiento, la casa de los madrileños. Querido alcalde, gracias por recibirnos en este día tan especial. . Nos sentimos embajadores de esta ciudad y sentimos la responsabilidad de transmitir los valores de nuestro club. Nada es imposible para este escudo y esta camiseta. Estamos orgullosos de lo conseguido y de cómo lo han conseguido. Y ahora hay que seguir alimentando este mito que es el Real Madrid. Este recibimiento será el impulso que necesitamos para soñar con una nueva Copa de Europa el próximo 1 de junio», dijo el presidente. Fecha que tiene muy presente el equipo, por supuesto: «Hoy disfrutamos del momento, pero vamos a por más el 1 de junio en Wembley», comentó Nacho.

Almeida estuvo muy cariñoso con los jugadores, con Pérez y, también, con Carletto: «A quien le gusta el fútbol, le gusta Ancelotti. Es difícil encontrar una persona con estos valores, esta deportividad, que arquee la ceja como lo hace y se fume un puro». Y pronosticó una nueva visita pronto: «Lo difícil que es ganar tanto y lo difícil que es que no se aburren de ganar. Para mí, que en tres semanas vuelven aquí. Enhorabuena porque sois el orgullo de la ciudad de Madrid».

El alcalde desveló que el miércoles, en el partido ante el Bayern, recibió un mensaje en su teléfono de su esposa, madridista. Un mensaje que fue premonitorio: «Minuto 85. 0-1. Me escribe y me dice 'por favor activa tu modo talismán'. Y yo le dije, 'no te preocupes, vais a meter tres'. No me equivoqué porque uno lo anularon. Y, además, le dije, los va a meter Joselu. Tengo aquí la prueba en el móvil. Y me alegro muy profundamente. Joselu representa al Madrid y a todos los aficionados al fútbol».

Con las fotos oficiales terminó la visita al Palacio de Cibeles, abarrotada de aficionados, entre ellos muchos niños, y comenzó la rúa por las calles céntricas de la ciudad con destino final en la mítica fuente de Cibeles. En el autobús descapotable, los jugadores se quitaron camisa, corbata y chaqueta, y se enfundaron una elástica con el 36 a la espalda y la palabra campeones. Y hubo gafas de sol y puro, por supuesto, de Ancelotti, junto a sus amigos Vini, Rodrygo, Militao, Camavinga y Alaba. Foto icónica 2.0.

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A la fuente llegaron a las 13.16 minutos y estuvieron cantando, bailando y gritando con la gente durante veinte minutos, hasta que Vinicius cogió el micrófono: «¡Nacho, quédate. Nacho quédate. Naaaaacho, quédate!». El capitán evitó pronunciarse y puso en valor en la Liga número 36: «¡Campeones, campeones!». También hablaron y cantaron Modric, Tchouaméni, Camavinga y Bellingham. Y, entonces, llegó el turno de Ancelotti: «Vaya días estamos pasando. Os quiero mucho. Y quiero deciros que tengo un sueño. Quiero bailar con Eduardo Camavinga. Música, maestro». El francés se partía de la risa y se echaba su bailecito con el entrenador, y con ambos el resto de la plantilla.

Y llegó la imagen final. Como anteriormente habían hecho Casillas, Ramos o Marcelo, Nacho se subió a la pasarela que llegaba hasta la Diosa, y la engalanó con la bufanda y la bandera del Madrid, antes de darla un beso en la mejilla y elevar al cielo azul de Madrid la Liga número 36 mientras el confeti volaba alrededor del capitán. La foto junto a Modric, Carvajal y Kroos, los otros tres capitanes, cerró una larga fiesta de casi cinco horas de duración. Vitamina para el 1 de junio. El madridismo ya espera la Decimoquinta.