Rodrygo, el niño con el gol en la cabeza

Zidane lo vio nada más llegar al Real Madrid. Ese chico de 18 años tiene un desparpajo que marca la diferencia. Jugaba como en su barrio de Osasco, feliz, sin presión. Sale a hacer el regate, la incursión y el disparo que solía intentar con sus amigos brasileños por la tarde, después del colegio. Su despliegue es vertical, solo piensa en dirigirse a la portería contraria. Y esa clase que aglutina la suelta con remates a la primera que son gol . Es, junto a Fede Valverde, la otra revelación del curso .

El entrenador francés analizó que Rodrygo estaba listo para jugar ya en el Real Madrid. La derrota en Mallorca exigía una revolución inmediata en el equipo. Zizou la formuló rápidamente. Buscó soluciones para cambiar la situación. El equipo, y el propio técnico, se jugaban el futuro en Estambul tres días más tarde. Allí, en el infierno del campo del Galatasaray, el responsable deportivo del club apostó por Rodrygo como titular, a todo o nada, en una «final» a vida o muerte que podía marcar el devenir de todos. Los blancos vencieron 0-1, gol de Kroos, y el brasileño hizo un buen partido. Demostró, con esa edad, que estaba hecho para ser titular. Tenía una madurez impropia para sus pocos cumpleaños. « Sal, haz lo que sabes y disfruta», le dijo Zinedine. Así lo hizo. Penetró por la derecha, hizo sudar a la defensa turca, presionó bien y aseguró los pases.

Dos semanas después, en la visita del Galatasary al Bernabéu, llegó su explosión. Consiguió tres goles y estableció un récord de precocidad del «triplete perfecto» en la Champions, que es anotar un gol con la derecha, otro con la izquierda y un tercero de cabeza. Felicitado por Ramos y por Benzema, con el balón firmado por toda la plantilla, el chaval se consagró ante la afición.

Antes de aterrizar en el Real Madrid, el brasileño llevaba a Hazard como fondo de pantalla del móvil. Admira el regate del belga y trabaja para emular sus virtudes. Y vanagloria al «nueve», Karim. Con ambos compartió ataque en Estambul. Cataloga a Marcelo como un grande y le gustaría realizar una carrera como la de Ramos. Ve en Fede Valverde un ejemplo. Está rodeado de los mejores y desea alcanzar los retos que ellos ya han conseguido. «Quiero hacer historia en el Real Madrid», dice Rodrygo, que solo piensa en fútbol. En casa dialoga con su padre de tácticas y jugadores, ven partidos por televisión y analizan a futbolistas para valorar regates y jugadas. El objetivo es aprender siempre. Eric le acompaña a los entrenamientos.

Recuerda el chaval que cuando su representante, Nick Arcuri, le expuso que el Real Madrid deseaba ficharle, lo decidió al instante sin escuchar otras ofertas «top» de la Premier. Adelantado a su tiempo, descarado para triunfa ya, sin sentir presión en el club más famoso del mundo, el chico progresa mucho cada día con esos compañeros. Suma seis goles esta temporada, cuatro en la Copa de Europa. Solo ha empezado una carrera.