Real Madrid 2 - Shakhtar 3
Un Madrid que es una calamidad
Los de Zidane no pudieron darle la vuelta al 0-3 del Shakhtar tras una pésima primera parte
Otra debacle defensiva en Europa sin Sergio Ramos
Vinicius, a los 15 segundos, marca el gol de un suplente más rápido de la historia de la Champions
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Crónica
Si la primera parte del Madrid contra el Cádiz era digna del gobierno, la del Shakhtar la firmarían sus socios. El Madrid hizo una de las cosas más aburridas que se han hecho últimamente en el deporte. Un estropicio casi disciplinario , un horror ... futbolístico explicado por la pereza, la falta de ideas y el encogimiento de hombros zidanesco. El Madrid necesita una bronca, y como no se la puede dar el Bernabéu se la tendrá que dar él.
Zidane tiene un palmarés inigualable, pero con nadie nos hemos aburrido como con él. Contra el Shakhtar aplicó el manual: 4-3-3 y unas rotaciones espolvoreadas con ese toquecillo maestro y un poco caprichoso de cocinero que remata el plato con perejil. Voilà! Pero a base de cambios se ha llegado a un punto en el que los malos han contagiado a los buenos , los viejos a los jóvenes, los energéticos a los lánguidos; el Madrid hace un fútbol anodino y atroz. Intentan la presión, pero comparada con la que le vemos a la España de Luis Enrique, parecen trámites a destiempo, carreras de disimulo.
La pelota se pasa como una rémora de trapo; mandan Casemiro y sus luces justas, Modric es un jugador que lleva años desesperándonos con su simpático yo-yo y arriba conviven delanteros tímidos, que vienen traumatizados como Jovic y Rodrygo, con prestigios patrióticos injustificados como Asensio, que ilusiona lo mismo o menos que Isco y Lucas. Sugiere más Lucas, en realidad, con su motorcillo y su vestigio de verticalidad.
Conste que el madridismo no está en un momento exigente. Para empezar, no puede ir al campo, y viene ya de recibir varios «meneos» europeos sin rechistar. Esto se ha normalizado señalando el palmarés:
–Este equipo no juega un pimiento.
–Chitón, y a contar Copas de Europa.
Las Champions han acabado callando al antimadridista y también al madridista, que se encuentra, partido a partido, con un equipo deprimido como Kiko Rivera , pero sin una Pantoja que lo rescate desde la banda. Es como ver a once espectros, pero once espectros desorganizados que vagan por el campo como almas en pena que se la dan al pie. Once jugadores en busca de un autor o de una justificación.
El Shakhtar planteó lo del Cádiz: dos líneas juntas y a sorprender a la contra, y les salió igual de bien. Pronto, los brasileños ucranianos (que parecen brasileños y no como los del Madrid) iban y venían con soltura mientras el Madrid se la daba a Mendy para que hiciera a pierna cambiada lo de Carvajal, de modo que ni centros hubo.
La planicie del Madrid fue tan constante como las llegadas visitantes: ocasión clarísima de Marlos que salvó Courtois en el 14, gol en el 29 de Teté tras diagonal en solitario de Korniienko; 0-2 de Varane en el 32, en propia meta, luchando con Dentinho por un rechace y 0-3, minuto 42, en una «marcelada» que dejó solo a Solomon, llegando de lejana excursión.
El Madrid no chutó a puerta en la primera parte. No es que jugara bien o mal, es que no jugó. Un equipo sin sangre, sin ánimo ni espíritu. Tan abstraído como Zidane, tan misterioso como el aura de Zidane.
Se sabía que estos meses el espectáculo iba a estar en las grúas del Bernabéu, y que gol no había, pero al menos funcionaba la defensa en un cierto nivel (con un City no). Una solidaridad que pasaba por influencia italiana, pero que se le ha desvanecido al Madrid. Zidane debe reconquistar el orden, la disciplina, y eso quizás pase por encontrar una nueva ilusión, que es cosa de jóvenes. El constante reciclado y renegociación con la veteranía puede que ya no sea suficiente.
Contra el Madrid todos los equipos parecen el Bayern . «Saben a lo que juegan». Se percibe en una coordinación de los movimientos, en un ímpetu que se parece a un espíritu colectivo. El Madrid, carente de eso, se pasa la pelota como un crucigrama que nadie quiere resolver. Parece la degeneración de un toque no «filosófico». El Madrid ha realizado un tiquitaca conservador de camuflaje, pero en su toque no hay geometrías, velocidad, desnivel, riesgo, sentido. Tampoco hay esa demencia angulosa del guardiolismo. Se toca por tenerla, y en ese toque sin propósito se refugíó, metió debajo de esa alfombra sus miserias defensivas y organizativas, pero era pura dilación de lo importante: el regate y la presión.
En la segunda parte se vio pundonor en el Madrid. Salió Benzema, que al menos devuelve la gramática, y Modric marcó un golazo en el 53. El Shakhtar volvió a perdonar instantes después, pero las carreras del Madrid recuperaron algo de tensión.
Zidane metió a Vinicius , que nada más entrar robó y marcó. Como suele ocurrir, animó al equipo. No será Garrincha, pero es el único que lo consigue y su titularidad y estatus deberían ser incuestionables, sobre todo contra rivales que se cierran como si guardaran una perla.
Con el paso de los minutos y la expectativa del empate, el Madrid tuvo el mando porque no podía no tenerlo, pero sin fútbol y, sobre todo, sin físico, sin chispa. A la contra pudo marcar alguno más el Shakhtar. Marcelo llevaba el juego de ese modo alocado que antes era irresistible, y el mínimo acopio de fútbol y ganas del Madrid arañó un gol final de Valverde que el Var no validó. Difícil será que pase la fase de grupos.
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