El Real Madrid, en fuera de juego y el gran perjudicado en un fútbol con público

Este mensaje se lo traslada Javier Tebas a todos los clubes de Primera y Segunda en una reunión telemática que tiene lugar el lunes 20 de abril, solo 48 horas después de la firma de los Pactos de Viana, lo que lleva al Real Madrid a tomar una decisión importante respecto a las obras de reforma de su estadio. El club blanco entiende que si no va a haber público en las gradas durante lo que resta de 2020, la mejor decisión es no jugar en el Santiago Bernabéu para darle un impulso a las obras, con el consecuente ahorro en tiempo y dinero.

El club blanco tiene una de las mejores ciudades deportivas del mundo con Valdebebas y en ella un estadio, el Alfredo Di Stéfano, de máxima categoría a pesar de sus solo 6.000 butacas de capacidad. Sede habitual del Castilla, el estadio del filial tiene exactamente las mismas medidas que el Bernabéu , un césped premium y en él han empezado su carrera profesional muchos de los actuales futbolistas del primer equipo. También Zidane comenzó su andadura como entrenador en este estadio. No había motivo alguno para que el equipo extrañase la que será su nueva casa hasta que el fútbol vuelva a ser un deporte con público en sus gradas. Y, por tanto, pide permiso a la Federación y adapta el estadio a las necesidades de la producción televisiva, aumentado la iluminación artificial, entre otras pequeñas mejoras

Ahora, el giro radical de los protocolos pilla en fuera de juego a la entidad blanca, como también a Levante y a Osasuna, los otros dos equipos que han actuado igual que el Real Madrid . En plena construcción de la fosa que irá situada bajo la cubierta de la grada oeste -la del paseo de la Castellana-, y que servirá de refugio para el césped del nuevo Santiago Bernabéu cuando no haya partido, el club blanco necesitaría, al menos, un mes para que su estadio pudiera albergar un partido de fútbol. En otras palabras, es prácticamente imposible que el Real Madrid pueda jugar en su estadio en este final de temporada, lo que le penalizaría si finalmente se permite la entrada de público ya que la capacidad del Di Stéfano es casi quince veces menor que la del Bernabéu.

En la entidad miran este asunto con resignación e incredulidad y entienden que actuaron de manera coherente con el mensaje que se le transmitió. Todos estos meses sin fútbol, o con fútbol pero sin público en los campos, era una ocasión idónea para acelerar las obras del Bernabéu y no aprovecharlo parecía una oportunidad perdida. Ahora, de la noche a la mañana todo ha cambiado. De repente, el Real Madrid se ve que puede estar jugándose el título de Liga, pero solo podría contar con 2.000 espectadores en el Di Stéfano, mientras que su máximo rival para el título, el Barcelona, metería hasta 30.000 personas en el Camp Nou.

Otra historia será la Champions, si es que acaba jugándose en agosto. El Madrid sí que se guarda la carta de volver al Bernabéu si remonta la eliminatoria contra el City. Quedan más de dos meses aún para unos hipotéticos cuartos de Champions, tiempo más que suficiente para adecuar las obras a esas fechas, pero para la Liga el tren del Santiago Bernabéu ya se ha perdido.