Éibar-Real Madrid, el día que Isco cavó su tumba

El Real Madrid visitaba al Eibar en la jornada 13 del campeonato nacional de Liga. Salida complicada tras dos semanas de parón de selecciones. Y tanto que lo fue. El equipo de Solari salió escaldado, derrotado por 3-0 y dejando una imagen de equipo sin alma ni rumbo. Un aviso de lo negra que iba a ser la temporada, a pesar del cambio de entrenador, y un golpe para el entonces futbolista español más en forma.

Isco, líder del Madrid de Lopetegui y de la España de Luis Enrique, vio como de la noche a la mañana, su felicidad profesional se vino abajo. Con la llegada del argentino, perdió su estatus de intocable y no lo asumió con madurez y profesionalidad. La suplencia, en lugar de estimularle, le generó apatía y desidia en los entrenamientos y en Ipurua perdió los papeles.

Solari, con 3-0 en el marcador, decidió meter en el campo a Isco , que como el resto de sus compañeros, se paseó por el campo con más pena que gloria. Terminado el partido, y ya dentro del vestuario, el técnico argentino quiso dar la mano a todos sus jugadores, en un claro gesto de ánimo a pesar del duro varapalo. Isco , enfadado por su suplencia, se la negó.

Aquello provocó que tres días después se quedara fuera de la convocatoria contra la Roma y que nunca más volviera a ser titular, a excepción del duelo de Champions ante el CSKA en el que los blancos no se jugaban nada. El banquillo y la grada es lo que alternaba Isco, que desde su desplante en Eibar comenzó a deambular por un camino que, a día de hoy y pese al regreso de Zidane, solo le conduce a su venta este próximo verano.