Jesús Herrero, el guardián de los días de gloria del Movistar Inter

El club madrileño, el más laureado de este deporte, vive una etapa extraña en su exitosa historia. Su presupuesto viene ajustándose desde hace varias temporadas y ya no puede plantar sobre el parquet el 'dream team' que sí reunió en épocas más gloriosas. Sigue teniendo grandes jugadores, pero en su mayoría no alcanzan la condición de estrellas de renombre internacional, salvo quizás el pívot brasileño Fits y el último superviviente de la última época de gloria del club, el portero y capitán Jesús Herrero.

«Al llevar tantos años aquí he vivido todo tipo de épocas, esta es solo una más. Han tocado otras muy duras, de sequía de títulos, pero la mentalidad tiene que ser la misma», explica el guardameta de Torrejón de Ardoz, que reconoce su papel como transmisor del gen competitivo del club. «Toca intentar inculcar a los nuevos y a los que han tenido la oportunidad de disputar menos finales que su carrera no acaba aquí, sino que aquí es donde empieza realmente su reto. Transmitir lo que ha sido la historia y la filosofía de este club, de ganar y ganar. Pero este es un tiempo complicado, la igualdad es máxima, los presupuestos son más ajustados y debemos adaptarnos a la nueva realidad. El único camino es creer en lo que hacemos y trabajar duro a diario para conseguir esos objetivos que cada día son más caros y te hacen dar un valor a lo que ganamos en el pasado y que en su momento a lo mejor no le dábamos».

Desde su papel bajo los palos, Jesús Herrero lleva años siendo un baluarte de Movistar Inter. En un deporte en el que la aportación de los porteros es básica para lograr títulos, se ha afianzado como uno de los mejores del mundo, haciendo honor a sus predecesores tanto en el club como en la selección española, con la que ya ha alcanzado las cien internacionalidades. Jugadores míticos como Jesús Clavería y Luis Amado, a los que ha relevado con absoluta naturalidad. «Es el peso por defender esta camiseta tantos años. Tengo la suerte de formar parte de ello, de echar la vista atrás y ver que he tomado el testigo de auténticas leyendas, sobre todo Luis, el número uno en todos los aspectos del fútbol sala. Tuve el privilegio de ser su compañero y ahora tengo la suerte de defender el puesto que él ocupó. Creo que lo he hecho con dignidad y con mucho trabajo. Me siento tranquilo, en paz y estoy trabajando para que esto se alargue algún año más».

Pese a que la realidad presupuestaria del club ha variado respecto a otras épocas, como buen conocedor de la casa, Jesús cree que el equipo mantiene uno de los secretos que tantas veces lo llevaron al éxito. «El vestuario es diferente, sí. Me han tocado épocas de gente que llevaba la mochila repleta de títulos y eran un poquito más especiales, pero en el fondo el gran éxito de este club siempre ha sido que, a pesar de tener mejores o peores jugadores, ha estado repleto de buenas personas. Si tú trabajas en un ambiente de concordia y saludable es más fácil llegar a los objetivos y esa ha sido una de las claves de este equipo, se ganase más o se ganase menos. Este siempre ha sido un vestuario muy limpio y a día de hoy es lo mismo. Con gente más joven, con mucho hambre de conseguir cosas, pero sobre todo con la base de que son buena gente y con ganas de aprender».

La temporada no está siendo fácil para Movistar Inter, pues aunque está peleando en la zona alta de la tabla en la liga, no ha conseguido la regularidad necesaria para asaltar y mantenerse en los primeros puestos. Una situación que llevó incluso a un cambio de inquilino en el banquillo mediada la temporada. Sin embargo, Jesús cree que el equipo llega en buena dinámica a la Copa de España. «Estamos listos. Por fin, después de muchos meses, llega esta cita importantísima para nuestro club y para el fútbol sala y lo bueno es que tenemos a todos los efectivos en buenas condiciones. Es cierto que arrastramos una cierta irregularidad en cuanto a resultados, pero también es producto de la gran igualdad que existe en este deporte a día de hoy. Creo que ahora mismo el Barcelona está un escalón por encima del resto y que por detrás ahora somos muchos los equipos que estamos a un nivel parejo y eso hace que sea muy difícil ganar cualquier título».

En ese escenario, el portero interista no se pone una meta más allá del cruce de cuartos de final. «El objetivo es ganar a Palma. Si pensamos más allá caeríamos en un grave error. Estos torneos hay que plantearlos así. Es una final y un mal día te deja fuera, así que no hay que mirar más lejos. Sin duda va a ser un partido igualadísimo y ojalá caiga de nuestro lado. El único camino que tenemos para poder conseguirlo será ser fieles a nuestra idea y a nuestra filosofía».