Desde mi tartán

La rabia de Katir

«Su mejor prueba es sin duda la de los cinco kilómetros donde ha demostrado que es capaz de correr rápido cuando haga falta y también de jugar a la táctica»

Plata de Katir en un mano a mano apoteósico con Ingebrigtsen

Katir, con su plata en 5.000 metros Efe

Lo había avisado. «Estoy con rabia». Katir, el plusmarquista europeo de los 5.000 metros, el hombre que se había negado a hablar con la prensa unos días atrás, afrontaba esta prueba tras la enorme decepción, el duro hachazo moral de no haber alcanzado en ... Budapest la final de los 1.500, la verdadera joya del mediofondo, la distancia de los milleros.

Se lo jugaba todo Katir en la final de los cinco kilómetros. La gloria o el fracaso, esos dos impostores que citaba Kipling pero que no son tales en el atletismo, donde no hay escondite posible. El español estuvo muy atento a todos los movimientos en las dos últimas vueltas y mostró mucha inteligencia en el ataque final. Se la jugó a 250 metros. Una excelente decisión porque, Katir, al subir de distancia, se sabe más rápido que los especialistas puros de 5.000, pero a su vez carece de una punta de velocidad impactante como para jugárselo todo en la recta final.

Katir ha alcanzado ya un alto grado de madurez. Conoce bien la presión de unos Juegos Olímpicos, ha participado ya en dos Mundiales, ha batido un récord de Europa… y este año ha saboreado también el fracaso. Cayó derrotado por Mechaal en los Campeonatos de España, una derrota que no le gustó, una experiencia especialmente amarga porque hay una rivalidad elevada entre ambos.

La plata de Katir ha sido muy importante para el atletismo español porque supone la primera medalla en pista en estos Mundiales. Los marchadores Álvaro Martín y María Perez habían puesto a España muy arriba en el medallero con sus dos brillantes explosiones pero algo cojeaba en el balance de España. Una medalla en la pista tiene un valor muy potente.

El futuro de Katir se despeja mucho. Se convierte de golpe en un aspirante al oro olímpico del 5.000 de cara a París. Podrá incluso seguir combinando distancias con el 1.500 pero esta ya la correrá sin presión. Su mejor prueba es sin duda la de los cinco kilómetros donde ha demostrado que es capaz de correr rápido cuando haga falta (como hizo en Mónaco al batir el récord de Europa) y también de jugar a la táctica y reservar fuerzas para el final como ha hecho en Budapest.

Es posible incluso que la eliminación en las semifinales de 1.500 metros le haya venido bien. A veces el atletismo es sabio, golpea con dureza y enseña alguna lección. Katir se ahorró una carrera en Budapest. Menos desgaste y más frescura para el 5.000.

Jakob Ingebrigtsen continúa siendo la pesadilla de Katir. Entrenan tan cerca (comparten la instalación de Sierra Nevada) que se miran de reojo en muchas sesiones de trabajo. Se conocen bien, se respetan, la realidad es que el noruego ha derrotado mucho al español.

Jakob ha esperado hasta los últimos metros en la final de 5.000, calculó a la perfección los tiempos, midió muy bien su ataque letal. Ya lo decía el viejo Juantorena, el hombre con la zancada más poderosa de la historia del atletismo: «¿Saben ustedes cuál es el único, el autentico juez? ¡La meta!»

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