Atletismo
El desayuno de oro a las cuatro de la mañana de la marcha española
Mundiales de Budapest
María Pérez y Álvaro Martín se imponen también en los 35 kilómetros después de hacerlo en los 20 el pasado fin de semana
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Iniciar sesión«Para ser marchador te tiene que gustar mucho o estar loco, y a veces creo que se confunden». Lo dice Álvaro Martín, reventado después de 55 kilómetros de esfuerzo continuo durante la semana, pero con su segundo oro colgado del cuello. No hay ... mayor recompensa. A su lado, María Pérez se encoge de dolor y se aparta de los micrófonos, incapaz casi de sostenerse en pie. En su pierna, la que terminó tocada tras los 20 kilómetros, luce además un abultado vendaje.
Ambos acaban de lograr una de las mayores gestas del atletismo español. Son campeones del mundo por partida doble, en 20 y 35 kilómetros, y eso es algo que puede que no se repita jamás, pues la marcha vive tiempos difíciles, cuestionada su presencia en los Juegos Olímpicos y en los propios mundiales. Cobra más sentido que nunca la frase de Raúl Chapado: «Si la marcha desaparece es como si nos amputaran un brazo o una pierna». Lo corroboran estos cuatro oros que colocan a España segunda en el medallero, solo por detrás de Estados Unidos. Sin ellas habría la nada.
Es dura la vida del marchador. María y Álvaro desayunaban a las cuatro menos diez de la madrugada en la cafetería del Ensana Thermal Hotel de la Isla Margarita cuando varios de sus compañeros de selección —se dice el pecado, pero no el pecador, en palabras del propio Álvaro—, se sorprendían de verles allí cuando volvían de vivir la noche de Budapest, una vez terminadas sus competiciones. «Es la vida del marchador», resume Álvaro. «Comer a las doce, cenar a las siete y a las diez, a dormir. Te sientes un monje».
Pero les merece la pena. Y son luchadores. Y con dos oros hasta el mayor de los sufrimientos merece la pena. «El día del 20 acabé muy coja y desde entonces ha sido mañana y tarde con los fisios», cuenta María con los brazos en jarras, a quien convertirse el domingo en la primera española campeona del mundo le pareció poco. Podía haberse relajado, hacer descansar sus isquios y renunciar al 35. Quemar la noche de Budapest como aquellos otros compañeros. Pero prefirió pelear. «Han sido días duros, he tenido mucho dolor pero he aguantado y ahora soy la primera española en tener dos medallas de oro mundiales. Y Álvaro el primer hombre, y aunque me falta aún la olímpica esto ya me hace estar muy feliz. Tenemos que disfrutar».
La carrera de la granadina fue atípica. Desde muy pronto el grupo de favoritas quedó reducido a solo cinco marchadoras, que transitaron juntas hasta que la polaca Katarzyna Zdzieblo, bronce en Oregon, aceleró por primera vez. «Yo no podía hacer cambios continuos de ritmo porque eso sí podía llevar a que se me pinzara el nervio ciático», dice la andaluza. «No iba a poder mover la pierna. Por eso la opción era escaparme, poner un ritmo alto constante. Sabía que si lograba suficiente ventaja podía lograr el éxito». Era el kilómetro 19 cuando la española se ve sola en cabeza. La peruana Kimberly García, que en Oregon 2022 logró el mismo doblete que hoy disfruta María, intenta seguirla, pero pronto desiste. Queda un mundo de carrera y el oro parece tener dueño, porque además la técnica de la granadina es ahora casi infalible.
Son muchos kilómetros los que pasa la campeona en solitario mientras su ventaja aumenta a un ritmo increíble. Le da tiempo a pensar, a animar a Álvaro Martín cuando se cruza con él en la amplísima avenida Andrassy, con sus villas y palacios neorrenacentistas plagados de embajadas. Le da tiempo hasta a equivocarse y pensar que ya ha ganado cuando en realidad aún le quedan dos kilómetros...
Al final entra en meta en 2h.38:40, récord de los campeonatos, con más de dos minutos de renta sobre García y la griega Antigoni Ntrismpioti, que es bronce. Allí le espera Álvaro, que ya hace unos minutos que es doble campeón. Ambos se funden en un abrazo inmenso.
Ganar con la mente
La prueba del extremeño es distinta, más impredecible. Una carrera de desgaste en el que el grupo de cabeza fue perdiendo elementos en un goteo constante hasta que Álvaro se vio solo en cabeza junto al ecuatoriano Brian Daniel Pintado y el japonés Masatora Kawano, sus compañeros de podio. El oro para el español se decide en su cabeza, no en su cuerpo. «En el último kilómetro estaba muerto y veía que Pintado iba muy fuerte. Físicamente no iba a ganar, así que he intentado hacerlo psicológicamente. Lo último que podía pensar él es que le atacara con esa fuerza».
Martín gana en 2h24:30, nuevo récord de España, y con solo cuatro segundos de ventaja . «Nos hemos despedido de la distancia de la mejor manera posible», dice quién quedará en los libros de historia como el último campeón del mundo en los 35 kilómetros. Para el año que viene, en los Juegos de París, se estrenará el relevo mixto sobre 42,195 kilómetros, la distancia del maratón. Un experimento que de no salir bien puede acabar con la disciplina en el programa olímpico para siempre. «Tenemos un gran reto por delante. De Tokio nos fuimos con tres cuartos puestos, algo que fue muy doloroso. La gente nos daba la enhorabuena y en realidad estábamos fastidiados porque sabíamos que podíamos pelear por más. Ojalá el año que viene los equipos que presente España puedan aspirar a todo», dice el extremeño..
En Budapest destaca también Cristina Montesinos, 29 años, quinta del mundo después de una carrera de menos a más. Y el futuro es igual de prometedor, cuenta Chuso García Bragado, leyenda de la marcha y responsable de las categorías inferiores de esa disciplina en la Federación.
Ahora María y Álvaro son los mejores embajadores para defender la marcha ante las instituciones. Y avisan, en los despachos son iguales de luchadores que sobre el asfalto: «La marcha merece un respeto. Nuestra disciplina está en riesgo, pero la vamos a salvar. Nos vamos a dejar la piel»
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