Hidalgo gana el Abierto de España en un emocionante desempate ante Rahm

Todo estaba preparado para el disfrute. Una temperatura ideal, un campo perfecto y unos jugadores de garantía. Y los agujeros de ida sirvieron de calentamiento para que las hordas de seguidores fueran posicionándose con sus ídolos. Primero los que se alegraban por el explosivo arranque de Puig (cuatro 'birdies' en los primeros siete); luego, los que vibraban con la progresiva ascensión de Rahm (tres consecutivos entre el 8 y el 10) y, finalmente, los que después de penar con el nervioso comienzo de Hidalgo (tres 'bogeys' en los seis de arranque) vieron como todo se igualaba en cuanto afrontaron el recorrido de vuelta.

Así, en el hoyo 11 se produjo la situación más deportiva para todos los aficionados locales: los tres españoles igualados en cabeza (-13) y con los hoyos finales, los que dan más espectáculo, por delante. Sin embargo, sucedió lo que nadie podía imaginar; por un lado David Puig se cayó de la cabeza al pinchar en el siguiente y luego fue el vasco el que pinchó en el 13. De manera que Hidalgo se presentó en el 14, un par 5 propicio para su pegada, de nuevo como líder en solitario y con dos puntos de renta.

A esas alturas el malagueño ya había pasado por todo el carrusel de sensaciones que auguraba desde la víspera: miedo escénico al principio, capacidad de reacción y vuelta al juego que le había llevado hasta lo más alto en las rondas previas. Sin embargo, el enorme pino que protege el tapete por la derecha se hizo con su bola y le obligó a aprochar como pudo para dejarla muy lejos de la bandera. Y fue entonces, sacando toda su pericia y puntería, cuando embocó desde seis metros para un 'birdie' imposible (-14) que le mantuvo con dos de renta sobre Jon y cinco hoyos por jugar.

David no pudo replicar los aciertos de sus compañeros y, con los hoyos hacia arriba que quedaban, parecía ya fuera de la pelea. Sobre todo porque de salida se fue a las arboleda de la derecha. Por si fuera poco, desde unos hoyos antes se había sumado a la fiesta el sueco Fahrbring (-11), lo que ponía en peligro incluso el podio final español.

El público vibraba con cada golpe de los suyos, aunque un poco más con los del andaluz, al que su espectacularidad y expresividad le hacían conectar un poco más con los presentes. Salvó un par fácil en el 15 y ya era consciente de que si conservaba la calma en los agujeros restantes tendría el título en la mano. Puig y el nórdico volvieron a fallar (-10) y Rahm no le pudo aguantar el ritmo (-12).

Como en el siguiente no se movió el marcador, a esas alturas ya estaba claro que la victoria rojigualda no se iba a escapar, pues los extranjeros estaban a cuatro impactos y con dos hoyos para terminar. El prestigioso trofeo se lo iban a dirimir el neófito y el tricampeón. Sí que quedaba presión en ese momento para Puig, que debía sumar algún 'birdie' para subir al tercer escalón del podio en solitario, ya que ese grupo bronce se había incrementado también con Crocker, Forrest y Fleetwood. Y no sólo no lo logró sino que pinchó en el 17, con lo que se esfumaba ese posible podio para él solo.

La emoción, no obstante, siguió con los de cabeza. Rahm embocó un 'putt' increíble desde seis metros y medio que le dejó un golpe por detrás al afrontar el último reto del día. Mientras Ángel aplaudía la gesta de su ídolo, el público empezaba a especular con un desempate a poco que el marbellí no aguantase la presión. Y como los dos se pasaron de 'green' después de unas brutales salidas, todo quedaba pendiente de la finura de manos de los protagonistas. La llegada al 18, con las gradas puestas en pie aplaudiéndoles, ponía los pelos de punta. Y, aunque ambos aparentaron normalidad, eran conscientes de lo que se jugaban.

El de Guadalmina necesitaba amarrar el par y esperar que el exnúmero uno mundial no hiciera una de las suyas. Y como los golpes de aproximación de ambos fueron similares (la dejaron a un metro del hoyo), sería el 'put' el que lo decidiera todo. Jon embocó el suyo para terminar con dos 'birdies' y Ángel, que no quería ni mirar, tenía en esos ciento diez centímetros el futuro de su carrera. Se colocó sobre la bola mas, sin la concentración necesaria, la falló claramente por la derecha. El 'playoff' estaba servido.

Lejos de sentirse abatido, el joven melenudo encaró el primer hoyo extra con una enorme sonrisa, alzando los brazos y animando al público que enardecido coreaba su nombre. Igual sucedió con el de Barrica, aunque más acostumbrado a las emociones fuertes no exhibiera sus sentimientos tan alegremente. Eso sí, en cuanto se situaron sobre sus respectivas bolas, sacaron todo su arsenal de bombarderos. Pegaron dos pelotazos de impresión y volvieron a jugarse en torneo en un concurso de juego corto. Ambos se quedaron a poco más de un metro en sus segundos tiros y, después de que Rahm acertara, toda la presión volvió a quedar sobre Hidalgo, que esta vez no falló. Sacó el puño encendido y afrontó el segundo hoyo más motivado aún, si cabe.

Y fue entonces, con una repetición del guion inicial (los dos fuera del tapete) cuando se lo jugaron todo a la finura de manos. Y en este caso fue el marbellí el que tiró de recursos y la dejó a treinta centímetros de una gloria que ya no dejó escapar. Como tampoco las lágrimas que derramó en pleno 'green' cuando sus colegas españoles saltaron a abrazarle y a bañarle con espumoso entre el delirio de los presentes. Una nueva estrella acababa de nacer a la vista de todos.

1- Á. Hidalgo (ESP), 65+67+68+70 (-14), 2º PO

2- J. Rahm (ESP), 68+69+65+68 (-14)

3- D. Puig (ESP), 69+69+65+71 (-10)

S. Crocker (EE.UU.), 70+74+64+66 (-10)

T. Fleetwood (ING), 69+69+70+66 (-10)

G. Forrest (ESC), 70+71+69+64 (-10)

J. Fahrbring (SUE), 71+70+65+68 (-10)

J. Dean (ING), 71+65+69+69 (-10)

10- A. García-Heredia (ESP), 70+67+70+69 (-8)

18- A. Del Rey (ESP), 72+69+68+70 (-5)

J. Campillo (ESP), 70+73+70+66 (-5)