Del tributo a Ranieri y Vardy a la hija de Vertonghen: las despedidas más emotivas del final de temporada

En la Liga española, sin ir más lejos, este domingo rozaron las lágrimas Ángel Correa y Suso en los últimos partidos ante sus hinchadas. El uruguayo, jugador importante del Atlético de Madrid la última década, quiere cambiar de aires y su futuro podría estar lejos del club rojiblanco. Por eso ayer ante el Betis y después de marcar el cuarto gol de su equipo, recibió una atronadora ovación del Metropolitano. Visiblemente emocionado, se despidió con una vuelta de honor a su estadio una vez acabado el encuentro. Y algo parecido le pasó al gaditano Suso Fernández, que se despidió del Sánchez-Pizjuán al término del Sevilla-Real Madrid.

No fueron sin embargo estas dos despedidas las más llamativas del fin de semana, eclipsadas por las del veterano entrenador Claudio Ranieri en Roma, el carismático Jamie Vardy con el Leicester City, Vertonghen en el Anderlecht o Muslera en el Galatasaray.

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Javier Asprón

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En el caso del italiano, de 73 años, el homenaje que le hizo la Roma en su último partido en el Olímpico fue de los que se recordarán siempre en la liga italiana y en el fútbol europeo. Y no es para menos. Cuando el pasado mes de noviembre Ranieri salió de su retiro para sentarse en el banquillo romano hasta final de temporada la Roma coqueteaba con los puestos de descenso en la Serie A. Meses después, cuando sólo queda un partido para cerrar el campeonato, aseguró su estancia en Europa la próxima temporada e incluso tiene posibilidades de lograr un billete para la Champions League.

El veterano técnico, con un amplio historial en los banquillos de Italia, Inglaterra o España, contempló emocionado el impresionante mosaico de sus aficionados antes de perder contra la Atalanta. El escudo de la Roma y su nombre, juntos, ocupando todo un fondo del estadio. Después y pese a la derrota, se llevó un sinfín de abrazos y regalos.

Otro de los homenajes más emotivos del fin de semana lo tuvo precisamente un pulilo de Ranieri en el legendario Leicester City que asombró al mundo conquistando la Premier League en la temporada 2015-16. Jamie Vardy disputó su último partido en su estadio, el 500 en su carrera, y lo hizo con gol. El carismático delantero sumó su tanto número 200 con la camiseta de los 'foxes' redondeando unos números gigantes.

En su última puesta en escena el 'King Power Stadium' le dedicó un mosaico con la leyenda 'GOAT' (el mejor de todos los tiempos), una atronadora ovación al dejar el césped y un pasillo formado por sus actuales y viejos compañeros.

Casi a la misma altura estuvo la despedida a Jan Vertonghen, que se retirará al finalizar la presente temporada y recibió todo el cariño de su club, el Anderlecht belga, durante su último partido en casa.

En su homenaje sin embargo hubo una novedad que aumentó las dosis de emotividad del momento, pues en una sorpresa del club fue la propia hija del futbolista la que se encargó de sujetar el cartelón en el que se mostró el dorsal de Vertonghen en su último cambio.

En medio de una gran ovación y tras despedirse de los compañeros con los que se cruzaba en su camino a la banda, Vertonghen se fundió en un abrazo con su hija, que le acompañó en el resto de tributos que le dedicaron su público y su club.

Sin necesidad de apelar a una figura familiar como en el gesto del Anderlecht con el defensor belga, el Galatasaray también se sacó de la manga una emocionante forma de homenajear al guardameta uruguayo Fernando Muslera en el que pudo ser su último partido con el club turco.

En un partido en el que se jugaba la liga, los compañeros del meta decidieron que fuera él el encargado de lanzar un penalti para certificar la victoria. El choque ya estaba 2-0 a su favor, pero confiar en él en una fecha tan señalada fue todo un tributo a sus más de diez años defendiendo su escudo y sus colores.

Muslera no falló a la confianza de sus compañeros y convirtió el lanzamiento para éxtasis de todo el equipo y la caliente afición del Galatasaray. Fue su segundo gol con el club, trece años después del primero. Y un epílogo inmejorable si finalmente pone fin a su etapa en Estambul.