Todo irá bien
El señor Llopis
«El antilaportismo no existe: pese a los escándalos, ningún empresario serio que se ha planteado una oposición»
Anticulé, defensa malo y trotadespachos: el retrato del último aliado que huye de Laporta
Jaume Llopis, el socio que anuncia impugnará los números de remodelación del Camp Nou
Pese a sus escándalos y barrabasadas, y a que todo el mundo da por descontado el peor de los supuestos en cada cosa que hace, el antilaportismo no existe. No hay ningún empresario serio que se haya planteado una oposición al presidente del Fútbol ... Club Barcelona. No hay ningún grupo de empresarios o notables que estén buscando un candidato. Algunos, porque el fútbol no les interesa y suficiente trabajo tienen con sus respectivas empresas. Otros, los más barcelonistas, prefieren estar cerca de Laporta, porque esperan el momento en que la falacia de que el club es de los socios caiga por su propio peso y puedan participar del jugoso reparto del pastel. Tampoco hay ningún grupo consistente de socios, organizados, capaces de representar alguna amenaza o intranquilidad para el presidente.
En momentos mucho menos delicados, en que la continuidad del club no estaba discutida y el proyecto deportivo parecía mucho más claro, Laporta tuvo una oposición brutal, manejada en la sombra por Sandro Rosell y sus exdirectivos afines, y liderada por Oriol Giralt en una moción de censura, que pese a obtener más del 50 % de los votos no prosperó porque se requería el 66 % para ganarla.
Que el señor Llopis haya anunciado que mandará al Síndico del Socio un requerimiento para impugnar las obras de remodelación del Camp Nou, porque el dinero que había de destinarse al Espai Barça sólo se destinará al estadio, en contra de lo que Laporta se había comprometido cuando celebró y ganó el referendo, subraya la fragilidad de la oposición al presidente. Jaume Llopis ha estado siempre en el entorno del Barça pero sin la influencia de la que presume. Los que le conocen bien le tienen por un fantasma.
Estuvo en la órbita de Víctor Font y cuando vio que Laporta iba a ganar se puso a su disposición. Para contar con su favor, el entonces candidato lo incorporó a su campaña, y cuando llegó a la presidencia, le metió en la comisión del Espai Barça, de la que el señor Llopis se fue -poniendo su disgusto por la marcha de Messi como excusa- cuando se dio cuenta de que sus opiniones no eran en absoluto tenidas en cuenta y que no pintaba nada.
Ahora su requerimiento es poco creíble. Va a ser molesto para Laporta, pero el presidente duerme perfectamente tranquilo porque sabe que si Llopis fuera en serio, acudiría al juzgado a presentar la correspondiente denuncia. Llopis cuenta con una cierta capacidad para hacer ruido en algunos medios de comunicación y en la redes sociales, pero no con el apoyo económico de empresarios solventes que estén dispuestos a costear la campaña mediática y judicial que sería necesaria para desalojar al actual presidente del Barcelona.
La prensa acrítica, los empresarios indiferentes, o los que están a la espera de hacer su agosto, y una masa social que siempre ha tomado las peores decisiones para el club, permiten que Laporta pueda hacer y deshacer a su antojo sin rendir cuentas a nadie. Cuando no sea posible disimular el agujero y el club colapsado de deudas no tenga más remedio que convertirse en una sociedad anónima, ni la prensa, ni los socios, ni ese gran conjunto vacío que es la mal llamada «sociedad civil catalana» tendrán ningún derecho a quejarse, porque todo pasó delante de sus miradas, fueron una y otra vez advertidos, y muy conscientemente de lo que había, decidieron no hacer nada.
En los próximos días el señor Llopis va a entretenernos con sus habituales y estériles exhibiciones, pero por detrás y sin que nadie proteste, Laporta va a poner a su amigos Jordi Cruyff y Deco a sustituir a Mateu Alemany y así tener ya del todo controlado el sector fichajes y ventas del Barça, junto con Jorge Mendes, Pinhas Zahavi y su excuñado Alejandro Echevarría, quedando perfectamente establecido el modo en que han de repartirse los beneficios.