Laporta muestra la vía para convertir al Barça en una sociedad anónima

El club consiguió que los socios que acudieron no llegaran al centenar. Desde el mes de mayo el Barça ha abierto un proceso consultivo para reformar sus estatutos. Muchas de las 604 propuestas que hasta la fecha han sido formuladas van en la línea de mantener la actual estructura societaria de la entidad.

Laporta sabe que en este asunto está completamente en falso ante su masa social y por ello, la vicepresidenta del club y responsable del área institucional, Elena Fort, que es quien se encargó de dirigir la sesión, afirmó con gran contundencia que el compromiso del presidente y de la Junta es que el Barça continúe siendo de sus socios, pero por primera vez abrió la puerta a que pudiera suceder exactamente lo contrario si así lo decidía la Unión Europea. A la mañana siguiente lo explicó literalmente así en una entrevista concedida a la Cadena Ser: «Los estatutos no pueden ir contra la legalidad. Como entidad asociativa estamos bajo las normas legales de la Generalitat, el Estado y las instituciones europeas. No sabemos si un día Europa puede decidir cualquier otra cuestión».

En marzo del año pasado, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea sentenció que Barcelona, Osasuna, Athletic de Bilbao y Real Madrid habían recibido ayudas de Estado ilegales debido a las ventajas fiscales de las que goza en España la figura jurídica bajo la que operan estos cuatro equipos —con un tipo fiscal del 25%, frente al 30% del resto de sociedades— y que tendrán que devolver los impuestos no pagados por haberse beneficiado de este favorable trato fiscal.

Con la ayuda de los sucesivos Gobiernos, sobre todo Barcelona y Madrid han ido sorteando advertencias y sentencias parecidas durante más de 20 años. Por lo tanto, la mención de la vicepresidenta azulgrana no es casual en un momento en que el club está económicamente contra las cuerdas, se ha vendido la mayor parte de su patrimonio con las llamadas palancas, y debe más de la mitad de lo que vale sin saber aún lo que finalmente van a costar las obras de remodelación del Camp Nou.

No es la primera vez que Laporta recurre a decisiones políticas aparentemente ajenas para parchear tanto la quiebra técnica del club como su frágil posición económica en lo personal. Cuando el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, quiso ayudarle para que en su segunda temporada como presidente del Barça no tuviera que presentar unos avales de los que no disponía, acordó con el ministro de Deportes, Miquel Iceta, la derogación de esta obligatoriedad en la Ley del Deporte; y para que no pareciera una decisión tomada a la medida de una persona concreta —que es lo que fue— se le pidió al PNV que presentara la enmienda, bajo el pretexto de que también afectaba al Athletic de Bilbao.

Laporta tenía el problema desde que llegó por segunda vez a la presidencia del club, lo que ha hecho desde entonces ha puesto aún más al Barça al borde del abismo y cuenta con la silenciosa complicidad de las grandes empresas y medios de comunicación catalanes para llevar la operación a cabo. Sólo le faltaba una excusa para no parecer el culpable y Europa se la ha servido en bandeja de plata.