Fútbol
Francia unida y multicultural contra las violencias callejeras
Mundial de Qatar 2022
Detenciones de militantes de ultraderecha que deseaban provocar incidentes
La Francia tradicional y la nueva Francia multicultural celebran en común el triunfo de la selección nacional contra Marruecos
La puntería de Francia acaba con el sueño de África
Corresponsal en París
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Iniciar sesiónLa noche triunfal del miércoles fue una gran fiesta, que terminó con algunos incidentes en provincias y una novedad: detención de varias decenas de militantes de ultra derecha que deseaban provocar enfrentamientos en los Campos Elíseos.
Le Monde abre su portada del jueves con ... este titular: En las calles de Francia, ante la derrota de Marruecos: «Somos hermanos. Después de todo, vivimos juntos».
Le Figaro comenta: «Francia unida, esperando el triunfo final».
L'Equipe destaca la alegría compartida en los Campos Elíseos parisinos: «La gran fiesta nacional».
Le Parisien resume la situación, de este modo: «Seguridad máxima, un centenar de detenciones. Gran fiesta nacional».
L'Express titula a toda página: «Gran fiesta en los Campos Elíseos, tras la victoria».
TF1, primera cadena de televisión nacional, y BFMTV, primera cadena de información permanente, insisten en el mismo tono, con mucha presencia multicultural en sus estudios y en la calle.
A primera hora de la mañana del jueves, BFMTV destacaba en segundo plano algunos incidentes en varias capitales de provincias, Niza, Burdeos, Lyon, Grenoble, con «varias decenas de detenciones», y este matiz político de fondo: «Entre los detenidos, unos cuarenta militantes de extrema derecha que intentaban provocar enfrentamientos en los Campos Elíseos».
Los incidentes más graves, en provincias, quizá ocurrieron en Niza, donde la tensión tuvo cierta importancia. Una docena de gendarmes sufrieron heridas leves. En Montpellier, un joven de catorce años murió víctima de un choque con una moto. Incidente trágico, que no está directamente ligada a la tensión o enfrentamientos. En París, a media mañana del jueves, esa muerte es presentada como un «incidente», sin relacionarlo con las tensiones directamente provocadas por la final.
En verdad, La Marsellesa había comenzado a sonar por las calles de París y muchas ciudades francesas mucho antes del final del Francia-Marruecos, cuando estalló una alegría profunda y contenida, ante el riesgo, el miedo, de estallidos de violencias en los Campos Elíseos parisinos.
Minutos antes del comienzo del partido, en el barrio de Les Halles (los mercados, en el corazón histórico de París), la hinchada francesa era más numerosa y tan multicultural como la marroquí.
A la puerta de un club nocturno de la Rue des Lombards, donde debía retransmitirse el partido, Mamadou (franco congolés) y Mây (franco vietnamita) cantaban La Marsellesa, entusiastas, enarbolando la bandera francesa, entre los aplausos de un público donde franceses blancos conservadores (¿?) cohabitaban con franceses negros y mestizos de muy diversa procedencia.
«¿No es muy prematuro cantar victoria?» les pregunto. «¡Nooo!» responde ella, agregando: «Francia es la madre de todos. Y hay muchos franceses de origen marroquí. La selección marroquí está muy bien. Es una gran esperanza para árabes y africanos. Pero Francia nos acoge a todos».
Tras el primer gol de Theo Hernández el ambiente callejero tomó un tono entre precavido, cauto y angustiado. En los bares de los Campos Eliseos, la hinchada marroquí no podía ocultar su inquietud. Leila (20 años), franco-argelina, no conseguía evitar sus lágrimas a la puerta de un MacDonald. En el interior de la misma hamburguesería, dos amigos franco-marroquíes, Wallid y Marc, se deseaban optimistas, dentro de un orden: «Pase lo que pase, ha sido una aventura magnífica. Esta final pasará a la historia de las juventudes marroquíes, árabes y africanas».
A las puertas del triunfo, el presidente Emmanuel Macron envió a través de Twitter un mensaje de comedido optimismo: la imagen de la Copa del Mundial, presentada con este pregunta «¿Nos la llevamos?». Gran señor diplomático, Macron declaraba tras el triunfo: «Los marroquíes han hecho un gran partido».
A los treinta minutos cortos del fin del partido, los Campos Eliseos parisinos se convirtieron en escenario de una gran fiesta, muy colorista, que comenzó muy pacífica. Fumígenos, fuegos de artificio, automóviles triunfantes, «conciertos» de claxon, banderas nacionales, La Marsellesa, himno nacional, a todo trapo.
Previsor, Gérald Darmanin, ministro del Interior, había movilizado a 2.000 antidisturbios en París, y otros 5.000 en la periferia, con este mensaje: «Celebraremos el triunfo, con alegría. Pero no aceptaremos que los violentos ocupen el terreno». Varias estaciones de metro se cerraron. Los grandes escaparates fueron protegidos con vallas metálicas. Cordones de fuerzas antidisturbios protegían todas las esquinas. Las entradas de París, por las autopistas, habían sido protegidas con fuerzas especiales.
Alain Bauer, especialista en seguridad urbana, comentaba los estallidos de violencia de este modo: «París y su periferia, la 'banlieue', son víctimas del fenómeno de las bandas. Hay varias decenas de bandas violentas en el norte de París. Y cerca de doscientas en la periferia suburbana. Los grandes acontecimientos deportivos son una oportunidad para todos los salvajismos. Las bandas se meten entre los hinchas y precipitan disturbios, violencias, saqueo de establecimientos mal protegidos. El Gobierno conoce el problema. De ahí las medidas de seguridad excepcionales. El riesgo de violencia es siempre el mismo, gane quien gane».
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