Laporta vende el Barça sin permiso de los socios

Esto significa que el Barcelona no será propietario de tales derechos en los próximos 20 años y que si quiere usarlos tendrá que pagar por ellos. La operación se ha llevado a cabo con una fórmula frecuente en los Estados Unidos, que es crear Spac, una empresa vacía y llenarla de los contenidos concretos para que cotice en el NASDAQ. Esta fórmula, frecuentemente vinculada a la especulación y a la burbuja. Con este tipo de empresas, sueles cobrar de entrada una cantidad que parece escasa comparada con la tasación del producto, para luego arruinar a tus inversores a medio o largo plazo porque todo era humo.

Probablemente los derechos audiovisuales del Barça -sin contar los partidos- valgan estos 100 millones que ha pagado mayoritariamente el inversor alemán; pero no los 920 millones de euros con que los tasadores, por encargo del club, han cuantificado el valor de los mismos. Esta última palanca de Laporta es un paso más en su huida hacia delante, y ya no es que conduzca al club al abismo de la privatización sino que de hecho lo está privatizando, ante esa mezcla siempre difícil de esclarecer entre los socios del Barcelona, que nunca se sabe si no se dan cuenta de nada o prefieren no enfrentarse a la realidad. En cualquier caso, el presidente hace todo lo que puede por disimular el fin último de sus decisiones, y cualquier demanda judicial en este sentido daría la razón a quien la interpusiera.

Mientras tanto, la tasación de 920 millones servirá para enredar a ilusos y para que fondos de inversión especializados en atraer a personas poco atentas a los detalles consigan su dinero en una operación condenada al fracaso. Es significativo que en estos casi 1.000 millones de euros se computen 30 en comisiones incluso antes de haber hecho cualquier negocio.

También relacionado con el negocio de Laporta, y el de sus comisionistas habituales, fuentes cercanas al club indican que en las próximas horas, si no hay novedad de última hora, que podría haberla, se harán efectivos los fichajes de Cancelo y Joao Félix. Cancelo, pese a sus problemas de personalidad, es una recurrente petición de Xavi, todo lo contrario de Joao Félix, cuya incorporación el técnico ha desaconsejado. Sin Jordi Cruyff ni Mateu Alemany en sus antiguos cargos, estas dos más que probables llegadas serán los primeros frutos de la incorporación de Deco como director deportivo del club. Él, junto a Jorge Mendes y Alejandro Echevarría, están arreglando ambas operaciones en la línea de todas las transacciones que ha hecho Laporta desde que inauguró su segunda presidencia, volvió a dirigir al club, siempre vinculadas, o casi siempre, a sus amigos comisionistas, especialistas en repartir los beneficios.

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Laporta, sin la autorización de la asamblea y en contra de los estatutos, está creando un club paralelo con operaciones económicas todas ellas basadas en malvender el patrimonio del club para solucionar inminentes urgencias económicas y hacer fichajes de jugadores cuyo precio no guarda proporción con la edad que ya tienen. El 'pan para hoy y hambre para mañana' -lo estamos viendo en el caso de Lewandowski, cada año más viejo lento y cansado que el anterior- por el que Laporta quiso perseguir hasta judicialmente al anterior presidente, Josep Maria Bartomeu, es la característica fundamental del proceder de la actual junta directiva.