Laporta echa a Alemany

Mateu Alemany amagó con irse en mayo y ahora le han echado. Cuando al final de la temporada pasada, Laporta anunció la llegada de Deco, Jordi Cruyff fue tajante y se marchó. Fruto del mismo calentón, y de una cierta precipitación, Alemany quiso seguir sus pasos, pero dio marcha atrás porque el Barcelona, en tanto que era suya la decisión de marcharse, se negó a pagarle el finiquito, y también porque las promesas de Aston Villa no se acabaron de concretar. No es que Laporta le perdonara sino que se dio cuenta de que aún lo necesitaba, porque Deco no estaba lo suficientemente consolidado para tomar las riendas del club.

Pero desde entonces, el presidente fue prescindiendo de Alemany e incorporando al exjugador luso. Ayer Deco fue nombrado director deportivo del Barça, que es lo mismo que echar a Alemany, y por ello esta vez sí que van a pagarle su despido.

Pese a haber tenido históricamente una mala relación, en los últimos tiempos Alemany y Xavi acercaron posiciones, porque al final en lo deportivo estaban de acuerdo, y establecían un cierto dique de contención contra los interesados y a veces disparatados fichajes que suelen proponer Laporta y sus comisionistas.

En estos próximos días de agosto, hasta que a final de mes se cierre el mercado de fichajes, se podrá ver una primera entrega del alcance del poder de Deco. La obsesión de Laporta es traer a Neymar y a Joao, aunque cuenta con la total oposición de Xavi. El técnico en cambio quiere a Cancelo, pese a sus problemas de conducta, pero el presidente no parece tener mucha prisa por contratarlo. El modo en que se resuelvan estos tres posibles fichajes puede darnos una idea de cómo afectará la nueva estructura de poder a un club que cada vez más se acerca al modelo de gestión familiar que Laporta ha defendido desde el inicio de su etapa como presidente: sin controles, contrapesos ni testigos de ninguna clase, lo que facilita su total impunidad, y la de sus amigos.