Julen Agirrezabala, el Chopo de Peñíscola

Hoy, el jugador al que comparan con el mítico Chopo Iribar (tienen un estilo y planta similares) tendrá ante sí el desafío más importante de su fulgurante y prometedora carrera, pues se enfrentará en San Mamés al Osasuna en la vuelta de las semifinales de Copa (1-0 en la ida). Un escenario mucho más intenso al que vivió el meta cuando le cogió el gusto a defender los palos, durante las vacaciones familiares en las soleadas playas de Peñíscola.

Como narró el jugador durante una entrevista con 'El Diario Vasco' en 2018, cuando fichó por la cantera del Athletic, el fútbol no entraba entre sus grandes aficiones durante su tranquila infancia en Rentería. De hecho, su amor por defender una portería comenzó a más de 500 kilómetros del hogar, durante unas vacaciones familiares en las playas valencianas. Faltaba uno para una pachanga sobre la arena y, como todo chaval al que el balompié ni le va ni le viene, acabó en una de las clásicas porterías playeras, donde los palos son chanclas o ramas.

Parece que le cogió el gusto a ser el último hombre, la última línea de defensa y, ya de vuelta en el País Vasco, se enroló en uno de los equipos de su pueblo, el Touring, para luego dar el salto al Antiguoko. Sus actuaciones debieron de ser llamativas, porque los dos grandes clubes de la autonomía, Athletic y Real Sociedad, comenzaron en 2018 una guerra fría para conseguir sus servicios.

De hecho, al ser guipuzcoano, por proximidad eran los de San Sebastián quienes contaban con hacerse con el prometedor juvenil. Incluso llegó a entrenar varias veces en Zubieta (ciudad deportiva de la Real) y a jugar diversos torneos con los donostiarras, aunque finalmente fue el Athletic, con una oferta superior, quien se llevó al meta.

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Tras pasar por diferentes filiales y equipos satélite de los vizcaínos, e incluso jugar 14 partidos en el Athletic B en la división de bronce del fútbol español, su momento le llegó en el verano de 2021. Después de la salida del portero suplente Iago Herrerín, Marcelino, entrenador de los de Bilbao por aquel entonces, anunció que sería uno de los futbolistas del filial que acompañaría al primer equipo durante la pretemporada. Su debut con los rojiblancos no pudo ser más épico, pues lo hizo en uno de los grandes templos del fútbol planetario, en el estadio de Anfield y ante el Liverpool.

Unai Simón, portero titular, no estaba disponible al estar jugando en Tokio los Juegos Olímpicos con la selección española y fue Agirrezabala, por sorpresa, quien se puso bajo palos, y el resultado no pudo ser más satisfactorio. Impresionante fue cómo se desenvolvió ante una de las delanteras más mortíferas del planeta, sacándole balones a astros de la talla de Mohamed Salah o Sadio Mané (detuvo otro disparo a Alexander-Arnold, uno de los mejores golpeos del mundo) para conseguir junto a sus compañeros firmar el 1-1 final.

Actuación que, unas semanas después, el 16 de agosto, le permitió debutar en Primera, contra el Elche (0-0), para en la segunda jornada liguera, celebrar un sufrido empate ante el Barcelona en San Mamés (1-1). De hecho, y para evidenciar su frenética carrera, el Barcelona es el equipo al que más veces se ha enfrentado en su carrera (4), solo empatado por el Portugalete, casi nada.

Aquella temporada, tras la vuelta de Simón, salvo contadas excepciones, su lugar estuvo en el filial, pero tras la llegada de Ernesto Valverde esta campaña al banquillo bilbaíno se ha convertido en el segundo portero de la plantilla. Unas molestias del internacional español le han vuelto a abrir las puertas de la titularidad liguera, además de partir siempre de inicio en la Copa del Rey.

Su nueva vida como futbolista plenamente profesional (también es titular el la selección española sub 21), sin embargo, le ha trastocado algunos planes ajenos a los terrenos de juego. Julen estaba cursando un grado de ingeniería mecánica, en el cual consiguió aprobar los dos primeros cursos, pero acabó por ser incompatible con todos los entrenamientos y desplazamientos que tiene que hacer con el Athletic. Sin embargo, no ha abandonado los estudios y ya está matriculado en un grado superior de Finanzas. Números y balones que se juntan de manera armónica en una «cabeza muy bien amueblada» que «nunca pierde los nervios», como aseguran desde su entorno.

Hoy tendrá oportunidad para poner en práctica la teoría y, de paso, quitarse una espina. En la ida ante el Osasuna en Pamplona, rozó el disparo de Abde pero no pudo evitar, por centímetros, que el marroquí anotase el único gol del encuentro, una desventaja que hoy el Athletic deberá de levantar si quiere jugar la final de la Copa del Rey. Un capítulo más de una odisea que comenzó en una lejana playa y que ha llevado a Agirrezabala ante las puertas de la mismísima gloria deportiva.