El segundo palo

El terror

«Y es tal el pavor que tiene el personal a ser el siguiente en subir al cadalso que, antes que pasar por la consulta del barbero, el delator denuncia a su vecino por facha, homófobo y machista»

Un villano inexplicado

Carvajal, ayer en la selección Efe

Pese a rendir el fuerte para evitar males mayores, Bernard-René Jordan de Launay, último gobernador de La Bastilla, terminó siendo linchado por la turbamulta y apuñalado con bayonetas y, una vez muerto, un carnicero le cortó la cabeza, que paseó orgulloso por todo París ... clavada en una pica. Aquello acabó como acabó, con diecisiete mil franceses guillotinados, la mayoría de ellos plebeyos, con Danton condenado por su amigo Robespierre y con Robespierre ajusticiado por la Convención. Fue el colofón a nueve meses de auténtica locura sanguinaria que luego serían bautizados por los historiadores como El Terror.

Jorge Vilda ha sido víctima de otro terror, en este caso un pánico contemporáneo. Al ex seleccionador, que también rindió su propio fuerte tras pedir perdón por haber aplaudido a Rubiales como casi todos, no le han puesto en la calle sus métodos anticuados ni su poco conocimiento sino el miedo cerval que la federación tiene a ser percibida como machista.

Antes que Pedro Rocha, que es un hombre de paja, el Comité de Salvación Pública ya había decidido por supuesto el cese del técnico vigente campeón del mundo y, como el carnicero Mathieu Jouve Jourdan, hay jugadoras que exhiben por todo Madrid la testa de Vilda clavada en una simbólica pica e incluso posan alegres brindando con Champagne vintage, 8 años de maduración: qué gran ejemplo para las niñas, ¿verdad? Dicen que la sustituta de Vilda, que también aplaudió, tampoco gusta a las jefas. Caliente, doctor Guillotin, que sale.

Está tan interesado el Gobierno de Sánchez por el fútbol femenino y lo sigue tan de cerca que el otro día tuvo que corregir en el BOE el nombre de cinco de las jugadoras premiadas con la medalla al mérito deportivo. Supongo que Ivana Icardi, ex concursante de Supervivientes, aún se estará frotando a estas horas los ojos al haber sido condecorada por haber ganado un Mundial en el que no intervino.

Y es tal el pavor que tiene el personal a ser el siguiente en subir al cadalso que, antes que pasar por la consulta del barbero, el delator denuncia a su vecino por facha, homófobo y, por supuesto, machista. El penúltimo en montarse en ese potro de torturas ha sido el pobre Dani Carvajal, quien, a pregunta de Onda Cero, cometió la osadía de pedir paciencia hasta que la justicia haga su trabajo con Rubiales. ¿Dónde se habrá visto semejante desfachatez como esa en un Estado de derecho?

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