Pedro Rocha, el sucesor interino de Rubiales en la Federación: un delfín fiel al sistema que fue investigado por fraude

Empresario de 68 años, Pedro Rocha, dueño de varias tiendas de moda en el centro de Cáceres, ha estado muchos años vinculado al mundo del fútbol sala, llegando a jugar varias temporadas en la máxima categoría. Expresidente del Comité Nacional de este deporte, también formó parte de la directiva y el cuerpo técnico del CP Cacereño. Persona de perfil bajo y con fama de buen gestor, en 2013 fue elegido presidente de la Federación Extremeña de Fútbol, un ente que cogió en plena crisis económica y que actualmente está saneado. Unas elecciones que ganó por mayoría, pero no por unanimidad (31 de los 49 votos).

Unas elecciones que se vieron envueltas en la polémica y que fueron investigadas por acusaciones por falsedad documental y falsificación de firmas. La investigación concluyó en 2016 con una veintena de detenciones. «Agentes de la Policía han detenido al presidente de la Federación Extremeña, Pedro Rocha, al secretario de esta entidad, Alberto Montes, y a una docena de representantes del fútbol extremeño por su presunta relación con un delito de falsedad documental», informaba entonces el Diario Hoy.

Rocha fue citado a declarar como investigado por aquellas supuestas irregularidades cometidas durante las elecciones convocadas en 2013 por la Federación Extremeña, un proceso electoral en el que Pedro Rocha se impuso a Elisardo Plaza.

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Reelegido en 2016 y 2020 como máximo responsable de la Extremeña, Luis Rubiales le convirtió en su delfín cuando accedió al cargo, en 2018, el año en el que Rocha pasó a ocupar una de las vicepresidencias de la Federación Española. Hombre tranquilo según le definen las personas de su entorno, al nuevo presidente de la RFEF no le gusta exponerse demasiado sino trabajar en la sombra, explica a ABC uno de sus antiguos colaboradores.

Hombre fiel, primero, a Ángel María Villar y a Rubiales, después, Pedro Rocha ha sabido moverse bien en el 'sistema', una figura muy amable y conciliadora en la corta distancia, según aseguran los que le conocen, aunque muchos le reprochan que en los últimos años haya perdido parte de su cercanía al haber estado más pendiente de sus funciones en Madrid que en Extremadura.

Esa cercanía, y el apoyo público que le dio varias veces antes de las elecciones en las que el vasco fue reelegido como presidente de la RFEF, ayudaron a Villar, según informó la prensa regional, avalara entonces al menos dos créditos bancarios a la Federación Extremeña, cuyo sillón ocupaba ya Rocha. Uno de 2.120.000 euros y otro de 600.000 que fue destinado a la nueva sede territorial de la organización.