El segundo palo
Nuevos métodos de tortura
«Con Rubiales, que es el muerto deportivo de esta historia, está sucediendo lo mismo que con el chiste de Gila pero no con once individuos sino con once millones»
La madre de Rubiales se encierra en una iglesia
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Iniciar sesiónTodo está en Gila, también lo de Rubiales. Contaba don Miguel que un día iba caminando por la calle tan tranquilo y en esto vio cómo diez individuos le estaban pegando una paliza a otro, que estaba tirado en el suelo: «¿Me meto o no ... me meto? Al final me metí y le pusimos tibio entre los once» Con el expresidente (creo) de la federación, que es el muerto deportivo de esta historia, está sucediendo lo mismo que con el chiste de Gila pero no con once sino con once millones: «¡Cómo le estamos poniendo!».
Pero con el dirigente Rubiales están muriendo más cosas, por ejemplo la independencia de criterio, el contraste de opiniones y el espíritu crítico. El otro día oí a alguien arremetiendo contra Nadal (¡14 Roland Garros!) porque no se había pronunciado sobre el beso, y Santiago Segura, que pasa por ser uno de los hombres más poderosos de la industria cinematográfica española, tuvo que borrar un tuit tras definir lo sucedido como «marginal». Y resurge el miedo a opinar libremente. Y vuelve la autocensura.
También me recuerda a aquel gag de los Monty Python en el que cuatro ricachones rivalizaban sobre quién lo había pasado peor en su infancia, aquí la competencia se establece sobre nuevos métodos de tortura para Rubiales: la doncella de hierro, el garrote, la jaula colgante, la cuna de Judas… Nadie se quiere quedar corto para no parecer poco feminista.
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Rubiales y el caballo de Espartero
Karina Sainz Borgo
Después de que FIFA, esa modélica organización que entregó el Mundial a Qatar, la vanguardia del feminismo, le cortara la cabeza a Rubiales, uno de los excarcelados de la ley del sí es sí estuvo a punto de violar a una mujer en Dos Hermanas, pero eso no es motivo de dimisión. Tampoco lo es la rebaja en un año de prisión de la condena de un hombre que abusó de una cría de 12 años. Y, en otro orden de cosas, Iceta, que se puso de perfil en el caso Negreira, activó el protocolo de destrucción de Rubiales, a quien hasta ese momento había sostenido el PSOE. No se trata de un tema sexual sino político. Y también de putrefacción social.
Hoy hay quien, a rebufo del pico, quiere encontrar en el machismo la clave oculta de la deserción en septiembre de las 15 chantajistas, también lo ha sugerido alguna de las implicadas. Estoy seguro de que más pronto que tarde aportarán sus pruebas, que en cualquier caso llegarán con once meses de retraso. Lo que dicen en la barra del bar ya lo sé, del periodismo espero otra cosa.
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