De cara
Morata atormentado
«Pero lo peor no es el suspiro, sino su pronóstico. Porque cuando Morata describe angustia ya no suele salir de ahí. Y España le necesita intacto»
Las quejas de Morata, en el foco de la selección
Morata es animado por Merino durante la práctica de este viernes
Es Morata un futbolista de lágrima fácil, impresionable, demasiado sensible a los contratiempos que suceden a su alrededor, dentro y fuera del campo. Una característica personal que no necesariamente es mala (hay jugadores que rinden mejor desde la melancolía o el victimismo, que se ... crecen cuando enfrente creen percibir enemigos), pero que en su caso sí es perjudicial. Morata se hunde. No se rebela frente al error. Al contrario, ya no se lo saca nunca más de la cabeza. Si falla un remate o le araña un insulto, se sale del partido principal y empieza a perder otro alternativo contra sí mismo. No deja de correr y trabajar para el colectivo, pero se atormenta y al final se autodestruye.
Una nueva muestra de su tristeza crónica, un desahogo inoportuno ante la injusticia que le acompaña (así lo siente) amargó de manera innecesaria la previa del debut de la selección en la Eurocopa, desvió un tanto el foco y forzó a sus jefes y compañeros a escenificar un abrazo público de cariño.
Y quizás tenga razón Morata en sus lamentos: es considerado un extranjero de su propia casa, pocos gustos le sitúan como un nueve ideal de referencia y sus fallos ante la portería rival, que son verídicos, se agrandan.
En todo caso, con razón o no para el llanto afilado, no parecía este el mejor momento de soltarlo. Es habitual que en las antesalas de los grandes torneos el aburrimiento y la falta de noticia deriven en nociva reyerta, pero esta vez no había dado ni tiempo. El capitán se ha enredado solo y gratis contra el mundo. Pero lo peor no es el suspiro, sino su pronóstico. Porque cuando Morata describe angustia ya no suele salir de ahí. Y España le necesita intacto.