Suscribete a
ABC Premium

Esbozos y rasguños

El efecto Illarramendi

«Si parece ayer mismo, ayer os digo, cuando posaba en aquella mítica presentación en el Bernabéu con toda su cuadrilla rodeando a Florentino como si fuera Mickey Mouse»

El largo adiós

Javier Aznar

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Ayer amanecí consternado por el anuncio de la marcha de Illarramendi de la Real Sociedad. No daba crédito. ¿Pero qué edad tiene Illarra? Y lo que es más preocupante: ¿qué edad tengo yo entonces? Hasta el segundo café de la mañana estuve tocado, no me ... repuse. ¿Cómo podía ser posible eso? ¿En qué clase de agujero de gusano de Interstellar vivimos? Si hace dos días, como quien dice, acababa de fichar por el Real Madrid siendo apenas un chavalín. Guardo el ticket en algún cajón de sus 32 millones. Si parece ayer mismo, ayer os digo, cuando posaba en aquella mítica presentación en el Bernabéu con toda su cuadrilla rodeando a Florentino como si fuera Mickey Mouse (imposible olvidar a ese amigo suyo que se presentó con la camiseta del Celtic de Glasgow en la puesta de largo de su colega con el Real Madrid). Recuerdo también con claridad los días de la previa de la final de Lisboa, hablando con unos y otros, sobre quién sería el elegido por Ancelotti para jugar en el centro del campo por el sancionado Xabi Alonso; si Illarra o si el recién recuperado de una larga lesión Khedira. Recuerdo las chanzas tras su aparición estelar disfrazado de Batman delante de una vaquilla. Recuerdo unos minutos suyos espléndidos en el Camp Nou. O un partido con el Madrid que vi suyo en Anoeta (marcando gol). O cuando ganaron el Europeo Sub-21 con un recital suyo y todos le empezaron a llamar 'El faro de Mutriku'. Fue ayer.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia