«Gritamos 'que bote la Leti'; y la Reina botó»

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El vestuario de la selección española, después de hacer historia con la victoria del Mundial, es una mezcla entre alegría, orgullo y emoción

Salma, Jenni y Athenea no podían ni querían disimular la emoción, torrente de lágrimas por sus rostros. Se manteó al seleccionador, se embadurnaron con el confeti y se llevaron la mano al pecho para comprobar que la estrella estaba ahí. Se llamó a casa desde el propio césped y se abrazó a la familia que vino ayer de sorpresa para este partido. Mordió Aitana la medalla cuando se la colgaron al cuello, e Irene Paredes la levantó hacia el cielo, en recuerdo de su padre, recientemente fallecido. Le tocó a Ivana Andrés levantar la copa del mundo, explosión máxima de alegría porque se ha levantado a todo un país.

En el vestuario, champán, bailes, más abrazos, miles de fotos con la Copa del Mundo y hasta ponerlo en la cubitera para que el hielo lo mantenga fresco el mayor tiempo posible.

Como la memoria del gol de Olga Carmona. «Recuerdo que tenía el balón Mariona, me desdoblé, y tuve el disparo cruzado, que es el que me gusta. Recuerdo que golpeé muy potente y la portera no pudo hacer nada. Y ahí se desató la locura. Un momento único. Quieres pensar en tantas cosas que no piensas en nada. Piensas en tu familia, en la gente que te quiere, que han apartado su granito de arena desde que soy pequeña para llegar hasta aquí. Y un país que hemos sacado al a calle», admitió la sevillana, que celebró el gol homenajeando a una amiga suya que perdió a su madre hace dos días.

«Es una mezcla de un vacío y un lleno completo. Plenitud, un mix de muchas sensaciones. Creo que no somos conscientes de lo que hemos conseguido. Parece tan fácil decirlo. Cuando ha pitado la árbitra no sabía si creerme que nos íbamos a poner una estrella en el pecho. Lo hemos hecho con un juego con el que nos sentimos identificadas. Hemos hecho disfrutar», comentaba después Jenni Hermoso. «Ser campeona del mundo es brutal. Todavía no me lo creo todavía. Era algo que perseguíamos desde hace tiempo, sabíamos que podía llegar. Ha costado mucho, pero en los últimos partidos se ha visto el equipo que queríamos mostrar: el que confía, que es serio. No sabemos cómo está el país. Espero que con esto sigamos siendo más referentes todavía. Y que esto sea el principio de cosas muy bonitas», deseaba Irene Paredes.

Hermoso aseguraba que la celebración estaría a la altura: «¿Cómo se celebra un Mundial? Pues no lo sé. Espero que en el avión, que son 14 horas, no duerma ni dios. Que España nos esté esperando y que Camela toque algo. La fiesta será larga».

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«La fiesta no va a ser normal, no lo dudes. Y será en el avión y en todos los lados», se reía Cata Coll, segurísima otra vez en la portería. «Sé que he ganado algo, pero no sé qué», seguía la mallorquina, emocionada cuando han llegado Misa y Enith Salón a abrazarla al terminar: «Cuando decíamos que éramos 23 jugadoras no mentíamos». «Hemos empezado a gritar 'que bote la Leti'. Y la Reina ha botado. Nos ha dado un superabrazo y estamos muy agradecidas del apoyo», decía Alba Redondo. «La reina estaba loca de contenta. Ya cuando vino a despedirnos en la concentración en Madrid nos dijo que íbamos a conseguir algo grande. Y estando aquí nos ha dado la enhorabuena y gracias por representar a España como lo hemos hecho», comentó Carmona.

Hermoso dejó un mensaje para el futuro: «Hemos abierto puertas sin llaves y ahora las estamos derribando. Hay muchas niñas que se fijan en nosotras y soy una privilegiada de vivir este proceso. A las niñas les digo que si quieren ser futbolistas, que lo sean. Ahora es el momento perfecto». Pueden ser campeonas del mundo.