Futbolistas, grupos encriptados y mulas: así amañaba un partido la red de apuestas ilegales desarticulada

Según los investigadores policiales, el modus operandi de esta organización criminal desarticulada en la segunda fase de la operación Conífera constaba de cuatro fases. En la primera, los futbolistas implicados aportaban información interna de los equipos, como lesionados, bajas de última hora, descartes de los entrenadores o el sistema ensayado durante la semana para afrontar el encuentro del fin de semana.

Una vez conseguida esta información, comenzaba una segunda fase en la que la red procedía al concierto de los amaños de los partidos. Para ello se creaban grupos de comunicación encriptados, de los que formaban parte los líderes de la organización, así como futbolistas.

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Jorge Abizanda

La red operaba en partidos de las categorías inferiores de España, así como en las ligas de Gibraltar y Andorra

Una vez concertado y cerrado el amaño de un partido, llegaba el momento de realizar las apuestas deportivas, que se ejecutaban tanto de manera online como presencial en diferentes casas de apuestas. Cuando esas apuestas eran tramitadas de manera online, se utilizaban identidades diferentes para evitar la interrelación entre los miembros del entramado criminal. Para ello se recurría a la figura de los 'conseguidores', personas que vendían sus identidades para que los integrantes de la organización hicieran apuestas 'online' en encuentros amañados, consiguiendo ingresos de entre 4.000 y 24.000 por cuenta de juego.

Cuando las apuestas se hacían de manera presencial en las casas de juegos se recurría a una nueva figura, la de las 'mulas', las personas responsables de acudir a los locales para realizar las apuestas fraudulentas, así como de cobrar los premios obtenidos. Para no levantar sospechas, se jugaban pequeños importes para evitar que el cobro posterior del premio generase la emisión de certificados para la Hacienda Pública por parte de los salones de juegos.

En la cuarta y última fase del modus operandi empleado por la red ahora desarticulada, los líderes de la organización distribuían los beneficios generados durante las apuestas entre los futbolistas y deportistas implicados, así como entre el resto de los miembros de la trama.