Silvinho lidera a una de las sorpresas

Para entender el inesperado éxito de Albania, hay que atender a dos factores principales. El primero es la diáspora, el segundo, el propio Silvinho. Todo comenzó en 2017, cuando la federación albanesa contrató a Alarico Rossi como jefe de su departamento de scouting. El joven italiano desarrolló un método similar al que han utilizado algunas selecciones africanas en el último lustro, buscar futbolistas con descendencia del país, y convencerles para jugar por la selección de sus antepasados.

En el caso concreto de Albania, la diáspora ha sido un fenómeno habitual durante gran parte de su historia, desde la Edad Media y la conquista de Albania por el Imperio Otomano. Tras la caída del comunismo y la estafa piramidal de los bancos que llevó a la guerra civil de 1997, Albania volvió a experimentar una fuerte migración. Solamente en Turquía e Italia viven más de 500.000 albaneses. Ante esta situación Alarico Rossi y su equipo decidieron buscar jugadores de ascendencia albanesa y atraerlos hacia su proyecto. Contaban con una ventaja, y es que en Albania puedes obtener el pasaporte solo con demostrar tener antepasados del país. Así llegó, entre otros, Ivan Baillu, lateral del Rayo nacido en Cataluña.

Silvinho es el otro factor que explica la sorpresa de Albania. Tras dos experiencias infructuosas en el Lyon y en el Corinthians llegó al país en 2023, con el objetivo de clasificarse para la Eurocopa, y lo consiguió con autoridad, con una sola derrota en ocho partidos. El exjugador del Barcelona ha creado un bloque sólido, versátil y que cuenta con varios futbolistas de calidad. Por encima de las individualidades destaca la fortaleza del grupo. Uzuni, una de sus estrellas, se ha quedado fuera tras una pobre segunda vuelta. Una muestra de que su seleccionador sabe que la verdadera fuerza de Albania reside en el colectivo.

La selección balcánica ha jugado mayoritariamente con un 4-3-3 y en ocasiones con un 4-4-2. En una entrevista para The Coaches Voice, el propio Silvinho reconocía su gusto por la flexibilidad en los esquemas, que sus equipos puedan variar durante el partido en función de rival. En este sentido, quizás podamos ver a los albaneses con un sistema de cinco defensores, pensando en protegerse ante rivales claramente superiores. En la propia entrevista, Silvinho destaca la importancia que da a los laterales y su aportación ofensiva, otro motivo que invita a pensar en un formación de tres centrales y dos carrileros largos en las bandas.

En esa posición Albania cuenta con jugadores interesantes además del propio Baillu, como son Mitaj, un joven futbolista del Lokomotiv de Moscú que actúa en la izquierda y Hysaj, veterano de la Lazio, que lo hace en la derecha. En la portería estará precisamente un ex del equipo romano, Thomas Strakosha, ahora en el Brentford. En la zaga Djimsiti, flamante campeón de Europa con la Atalanta es el líder y a su lado estará presumiblemente Ajeti, jugador del Cluj rumano.

Silvinho cuenta con jugadores creativos en el centro del campo, el más destacado Kristjan Asllani, un prometedor pivote del Inter. En su selección tiene un rol más ofensivo, porque es Ramadani, futbolista del Lecce, quien actúa como medio centro defensivo. El otro interior es Bajrami, que también juega en la Serie A, concretamente en el Sassuolo.

Si Uzuni se ha quedado fuera de la lista ha sido porque Silvinho ha confiado en Rey Manaj. A sus 27 años Manaj, que llegó a jugar en el filial del Barcelona, ha explotado definitivamente en el Sivasspor turco y sus 22 goles le convierten en una de las grandes referencias ofensivas de su selección. A pesar de su gran temporada su presencia en el once titular no es segura, por la dura competencia con Armando Broja, un joven jugador del Chelsea de gran potencial, pero al que las lesiones han lastrado las últimas temporadas. En las bandas Asani y Seferi son teóricamente los extremos titulares, aunque es una posición en la que Silvinho ha acostumbrado a rotar de forma habitual.