EL BAR DE MOU

Que viva España

«El árbitro francés hacía bueno aquel cínico dicho franchute de que 'los ingleses siempre están dispuestos a morir hasta el último francés'. Y murieron. Lo hicieron con la música del que viva España, que es la que oyen cuando hacen 'balconing' en la costa»

El cielo sobre Berlín

AFP

Con el mundo caminando hacia el abismo (los juegos de guerra son con pepinos nucleares), la casualidad colocó en Berlín a Inglaterra y España, dos de las cuatro naciones a las que Marx reconoció derecho de autodeterminación (las otras dos eran Francia y Portugal), ... en el trance de dirimir una supremacía europea en fútbol.

Estos ya no son los tiempos de Marx (salvo para Iglesias, que vive de él, y que ha coronado a Lamine Yamal como «héroe de la clase obrera»), y el nacionalismo es combatido por las elites. En Gran Bretaña, los independentistas escoceses «torcían» en faldita por España en la prensa y en los pubs, y en España los separatistas autóctonos iban con Inglaterra… hasta el gol de Oyarzabal.

Southgate, un entrenador inútil como no se había visto a un inglés desde los tiempos de aquellos oficiales de la guerra de Crimea, contra De la Fuente, un entrenador feo, católico y sentimental, el gran descubrimiento de Rubiales.

Futbolísticamente, si le quitamos la propaganda, el partido no nos dejó mucho, ni siquiera los puntos para el Balón de Oro de Rodrigo, que es el nuevo crecepelo que vende Valdano. Hora y media de comentaristas de Estado que suenan como una campana extractora tampoco ayudan a gozar del espectáculo. El árbitro francés hacía bueno aquel cínico dicho franchute de que «los ingleses siempre están dispuestos a morir hasta el último francés». Y murieron.

Lo hicieron con la música del que viva España, que es la que oyen cuando hacen 'balconing' en la costa. Como aficionado lo sentí por Kane («God save the Kane»), el de la maldición más extraña del fútbol, pero menuda bala esquivó el Real Madrid hace un año prefiriendo a Joselu. Achaquemos toda la responsabilidad del 'balconing' a Southgate, que con los mejores jugadores del campeonato sólo ha sabido organizar carreras de sacos. Southgate es un Gran Conejo de la suerte, al haber llegado a la final jugando 'contra natura'. ¡Ese Palmer en el banquillo! Perdieron, además, el sorteo de campo, que siempre es muy mal augurio. Y ya lo avisó en su día Cromwell: «El español es 'the natural enemy, the providential enemy', y quien lo tiene por un 'enemigo accidental' es que no conoce las Escrituras». Luego, para los muy cafeteros del españoleo, que lean hoy la retahíla de la «Vieja raposa» de León Felipe.

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