El dominio interminable del Barcelona: nuevo abuso para levantar la Supercopa

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Juanma Rodríguez

Sabían las de Sánchez Vera que tenían ante sí una oportunidad histórica. Una final sin nada que perder y con todo por ganar. Así lo demostró en cuanto echó a rodar el esférico. Mayra Ramírez, la jugadora más peligrosa e incisiva en la semifinal ante el Atlético, tuvo en sus botas cambiar el guion del encuentro y trastocar los planes del Barcelona. A los treinta segundos, se aprovechó de la indecisión de Cata Coll para robarle el balón, pero Engen se erigió de nuevo como salvadora, al igual que frente al Madrid, y evitó que el Levante se adelantara. Cinco minutos más tarde, esta vez la colombiana tuvo tiempo y espacio para afrontar un mano a mano frente a la guardameta azulgrana. A pesar de ello, su segunda oportunidad se marchó al limbo, y con ella cualquier esperanza granota.

Porque para desgracia del fútbol español, el resultado de los partidos del Barcelona depende única y exclusivamente del Barcelona. Si las de Jonatan Giráldez saltan al campo con intención y acierto, nada se puede hacer al respecto. Holmgren retrasó lo inevitable gracias a dos grandes paradas, pero fueron doce minutos lo que el Levante consiguió resistir. Bronze dibujó un pase en profundidad que Hansen leyó perfectamente. La noruega tuvo la paciencia que tan difícil resulta conseguir en los metros finales y le regaló a Salma Paralluelo el primero de las azulgranas.

Una vez abierta la lata, es cuestión de tiempo que vayan cayendo más goles uno detrás de otro. Hasta que se cansen. Una buena jugada trenzada por la izquierda entre Mariona y Salma acabó con un disparo de Patri Guijarro, cuyo rechace fue a caer a los pies de Hansen, quien fusiló para hacer el segundo. Apenas dos minutos después, un disparo al poste de Aitana fue recogido por Salma, quien vio cómo llegaba desde segunda línea Ona Batlle para poner el 3-0. 25 minutos de partido y final sentenciada.

Sentenciada para la emoción de conocer el ganador de la Supercopa, pero no para la voracidad de unas futbolistas que siempre buscan más. Hansen completó su doblete tras una pared de muchísimos quilates junto a Aitana Bonmatí, que dejó una asistencia de tacón para recordarle a todo el mundo quién es la actual mejor jugadora del mundo. Para redondear la primera mitad, Salma no quiso ser menos. La incombustible Ona Batlle asistió a la zaragozana para el segundo en su cuenta particular. La 'manita' llegó incluso antes del descanso. Insultante.

En la segunda mitad, Hansen completó su triplete y Aitana puso el séptimo y definitivo. Entonces, decidieron que ya era un marcador lo suficientemente abusivo como para quitar el pie del acelerador. Los 7.139 espectadores que acudieron a Butarque, cifra esta vez sí publicada por la RFEF, presenciaron un nuevo episodio en la dictadura a la que tiene sometida el Barcelona al fútbol español.