El Celta pone en crisis al Barça

Poco a poco el Barça se fue haciendo con el balón, aunque con poca precisión, pero Raphinha aprovechó un error garrafal de Mingueza, y un lentísimo repliegue de Marcos Alonso -uno de los más lentos de la historia del fútbol- para disipar ni que fuera un poco los fantasmas guipuzcoanos y adelantar a su equipo. Le sentó bien el gol al Barcelona, que recuperó el juego con la eficacia y la tranquilidad de ir por delante. Ilaix Moriba empalmó un soberbio disparo desde el límite del área e Iñaki Peña respondió con una mano extraordinaria. El Celta no se rendía y creaba peligro desde la segunda línea. Lewandowski no estaba fino en los controles pero el polaco ha dado muchas lecciones de humildad a los que hemos escrito frases crueles sobre su edad o torpeza. Íñigo Martínez muy enfadado, desairado, con la defensa de sus compañeros lejos del área. Uno de los analistas de Flick, Heiko Westermann, visiblemente descontento desde la grada por algunas pérdidas de balón.

Poco afortunados los locales en el último tramo de su ataque, pero se sucedían las llegadas. Dani Olmo abría espacios de claridad cada vez que entraba en juego. Aspas pidió penalti por una carga espalda contra espalda de Gerard Martín. No sólo no fue penalti sino que fue un ejemplo de cómo se han de defender este tipo de jugadas. Más cerca del gol los gallegos que los catalanes, que de todos modos tampoco sufrían en exceso porque al Celta arriba le faltaba algo más que finura.

El Barcelona jugaba más rápido de lo que podía, cometía errores innecesarios y lo mejor que tenía era el resultado. Sólo Dani Olmo interpretaba bien el ritmo e intentaba contagiar al conjunto. Desempeño irregular, deficiente a ratos. Poco control. Hasta le anularon un gol por fuera de juego a Lewandowski y no al revés. Tal vez fue el partido en que más inquieto se vio a Hansi Flick. Mala primera parte, en la línea de Anoeta pero teniendo el Celta menos calidad que la Real. Soto Grado perdonó la segunda amarilla a Gerard Martín por una entrada absolutamente irresponsable a Iago Aspas, que en un ataque de ira algo incomprensible a su edad casi se gana la expulsión. Fue muy ilustrativo que justo a continuación saliera a calentar Héctor Fort y además de ilustrativo el cambio de Flick en el descanso.

Volvió el Barça con Dani Olmo más por dentro y Héctor Fort por la izquierda, muy concentrado y ofreciendo una gran prestación a su equipo. Más irregular Íñigo Martínez, que perdió dos balones en cuatro minutos. Muchos accidentes técnicos del Barça con la pelota, césped muy rápido en Balaídos. Acorralado el Barça en su falta de luz, en su mediocridad. Poco nivel general del partido: sufrían más los que tenían el balón que los que lo perseguían, y la noche quedaba a la merced de un destello de cualquiera. Y el destello lo puso Lewandowski, el hombre gol de la temporada.

Pero Koundé decidió arruinar la noche a su equipo y por culpa de una de sus frivolidades Casadó vio la primera amarilla, y al cabo de pocos minutos la segunda y fue expulsado. Dos faltas técnicas para subsanar errores de sus compañeros. Justo castigo que ni él protestó. Casi a continuación, otro descuido del defensa francés provocó el primer gol del Celta y los gallegos entraron en tromba en el partido y empataron a los pocos minutos. El Barcelona había sabido ser eficaz contra su mediocridad pero sin poder disimular el pobre momento de juego por el que pasa el equipo. Las imprecisiones del grupo, y los errores individuales de Koundé los pagó todos juntos en los minutos finales de un partido que empató por los pelos y que contra un rival más consistente habría perdido.