Fútbol

De Vinicius a Bryan Zaragoza: la banda de los regateadores

Callejeros, autodidactas y de origen humilde, el nexo común de la especie en peligro de extinción que está recuperando la Liga

El regate sale de la cárcel: la calle y la inmigración salen al rescate de una suerte desterrada

Los tres debutantes entusiasman a De la Fuente

Bryan Zaragoza, internacional absoluto con solo siete partidos en Primera EFE

Sergi Font

Barcelona

La necesidad está haciendo que la Liga recupere especialistas, jóvenes, que cada jornada dan rienda suelta a su creatividad, haciendo las delicias del aficionado y generando peligro en el rival. Y casi todos ellos están unidos por un pasado humilde y unos orígenes precarios, criándose ... en la calle y alejados de las escuelas de fútbol. Inmigrantes algunos. Bryan Zaragoza y Savio Moreira han explotado este año en el Granada y en el Girona. Ambos lideran la tabla de regateadores, con 28 y 21 intentos exitosos, respectivamente. «Salía de entrenar y me iba a jugar a la calle y ese es mi fuerte. Me siento un futbolista callejero, me ha dado muchísima personalidad y confianza. Juego para el regate, no para estar corriendo detrás de la pelota. Me he criado en el barrio», explica Zaragoza, cuyos dos goles al Barça en la última jornada le han catapultado a la fama y a la selección. Sus gambeteos por el malagueño y humilde barrio 4 de diciembre le han dado ese desparpajo que le ha permitido convertirse en internacional con solo siete partidos en Primera.

Savinho ha encontrado en Michel el técnico que le ha dado la libertad que necesitaba. Llegado a Europa desde Sao Mateus, en Brasil, donde vivía en una casa con una granja de vacas, haciendo leche y ofreciendo espectáculos de rodeos, no se había adaptado a ningún equipo. Hoy es una de las sensaciones de LaLiga.

Más directrices ha encontrado en su carrera Nico Williams (16 regates), uno de los regateadores con los que Luis Enrique trataba de encontrar vías de escape cuando a España se le atascaba algún partido. «Soy un jugador muy desequilibrante en banda y De la Fuente me da más bola en encarar pero el de Luis Enrique era un juego más combinativo y en ese estilo de fútbol, a veces me tenía que parar», confiesa el pequeño de los Williams. Criado en San Jorge, uno de los barrios con una tasa más elevada de pobreza de Pamplona, apunta: «El regate lo llevo en la sangre. Es instinto, un don que me ha dado Dios. Soy un chico de barrio, siempre he estado jugando en la calle y el regate es como jugar otra vez de niño en el parque, cuando me enfrentaba a mi hermano Iñaki».

Imprevisible y eléctrico es Ez Abde, que deleita al Villamarín con sus galopadas y sus internadas imprevisibles por la banda izquierda. «Había un locutorio debajo de mi casa. Pagabas 50 céntimos y te dejaban media hora. Le pedía a mi padre 50 céntimos, y si no me los daba pues se los robaba, y me iba a ver los vídeos de Neymar. Luego iba al parque y se lo hacía a los colegas», explicaba a Movistar+ el exazulgrana, que hoy milita en el Betis. Abde, nacido en Marruecos, emigró con siete años al humilde barrio de Carrús, en Elche. A pesar de su progresión en Osasuna el año pasado, el Barcelona declinó quedárselo y lo traspasó al Betis por 7,5 millones de euros aunque Xavi había perdido a Dembélé, que decidió marcharse al PSG.

También tiene origen marroquí Lamine Yamal (15 regates), aunque nació en el municipio barcelonés de Esplugues de Llobregat. Con 16 años recién cumplidos está destrozando todos los registros de precocidad, se ha asentado en el primer equipo del Barcelona y ya ha sido internacional con la absoluta de España, anotando un gol ante Georgia. El caso de Yamal es curioso, ya que con siete años recién cumplidos iniciaba su formación futbolística en el Barça y residía en La Masía, por lo que se aleja del estereotipo del potrero callejero. Lo lleva en la sangre.

De todas formas, la imagen de regateador en LaLiga la encarna Vinicius, por su plasticidad y por la importancia del equipo en el que milita, el Real Madrid, aunque solo haya realizado 11 regates exitosos y 18 fallidos (se ha perdido tres partidos por lesión). Procede de Sao Gonçalo, un humilde y peligroso barrio de Río repleto de pandilleros. El brasileño siempre ha explicado que su fútbol se basa en lo que aprendió de Robinho, jugador al que admiraba y trataba de imitar. Como su compañero Rodrygo, otro regteador, trajo el regate de Brasil. Un tipo de jugador en extinción al que ahora el fútbol pretende recuperar.

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