La remontada de Luis de la Fuente

El seleccionador, puesto en duda por su perfil bajo y su carencia de años en la élite, ha cumplido su plan. Lleva a España a la Eurocopa. Salvo por el aplauso a un moribundo Rubiales, borrón por el que pidió perdón, su eficacia resulta incuestionable. Siete victorias y un tropezón en Escocia, del que dijo «haber aprendido».

En diez meses ha orquestado una idea de juego, un estilo reconocible, un esqueleto con jugadores fijos y una predisposición a contar con los futbolistas en forma sin que se resienta el grupo. Nada espectacular ni rompedor, pero sí solvente.

Ese plan pende de un hilo, como la vida de todos los trabajadores de la Federación Española. Habrá elecciones en el primer trimestre del año y su contrato, que vence el 30 de junio de 2024, en plena disputa de la Eurocopa en Alemania, depende del presidente entrante.

España perdió 2-0 en Glasgow y comprometió su presencia en la Eurocopa, aunque más que eso, generó una marea de dudas sobre la altura del seleccionador. Los resultados mandan y el fútbol es el castillo de la impaciencia. De la Fuente ha admitido que aprendió de aquella derrota más que de las siete victorias. «Hemos corregido cosas, pero nunca nos salimos del guion», explicó en Oslo tras la clasificación.

En un mensaje que se repite en cada comparecencia pública, De la Fuente insiste en que España «es más fuerte ahora, hemos crecido respecto a la noche de Glasgow, hemos mejorado en todos los conceptos». Es otro equipo, viene a decir.

La Liga de Naciones, una competición menor que cuesta vender y a casi nadie importa en este fútbol multitudinario que no deja un hueco al descanso, supuso un bálsamo para el técnico riojano. Un triunfo para apaciguar los ánimos que se soliviantaron con la derrota en Escocia.

Pero el huracán Rubiales-Jenni que se desató en verano comprometió la imagen del seleccionador, a quien siempre se le podrá recordar el error de aplaudir al expresidente de la Federación que lo nombró para el cargo. La huida hacia adelante de Rubiales encontró respaldo en esas palmas. De la Fuente asumió su fallo, pidió perdón con recogimiento y trató de seguir hacia adelante. Pero no puede. El aplauso siempre le va a perseguir porque vive en España y las disculpas, por más sinceras que parezcan, no sirven.

Las goleadas a Georgia y Chipre fueron trámites en el camino, aunque el técnico ya mostró su gusto por convocar a futbolistas en forma, sin mirar la edad, el club o las circunstancias. Lamine Yamal, Bryan Zaragoza, Pedraza, nuevos nombres en la selección de muy diversa procedencia.

La secuencia en esta ventana internacional con Escocia, victoria apuradísima en Sevilla con gol anulado en contra muy discutible y la cabeza salvadora de Morata, y Noruega, triunfo incontestable después de gobernar a la tropa de Haaland, ha supuesto el espaldarazo para el seleccionador.

De la Fuente comunicó a su llegada que aplicaría su mano al formato Luis Enrique (pase horizontal, una y mil veces, aburrimiento sin fin). Se ha visto, sobre todo, en los dos últimos partidos. Sin ser la cumbre del tiki-taka, sin provocar desmayos por la brillantez, sí se aprecia otra intensidad, más ritmo en la circulación del balón, más profundidad por las bandas y, por qué no, más patadones para aliviar la defensa.

«Soy perfeccionista al límite y hemos mejorado mucho en todas las líneas -ha comentado De la Fuente-. Tenemos una idea de juego que se reconoce en estos diez meses. Hay que mejorar en todo, defensa y ataque, pero estamos satisfechos con nuestro avance».

El seleccionador cuenta con un bloque definido en el que 15 o 16 jugadores forman parte de su estructura. Y algunas piezas son indiscutibles si mantienen el estado de forma. Unai Simón parece inamovible, pese a que no es élite mundial. A la pareja de centrales, Le Normand y Laporte, hay que analizarla con selecciones y delanteros de primer nivel. Tres carreras de Haaland los hicieron tambalearse un par de veces. Dudas. La defensa no es muy contundente. El progreso de Laporte en Arabia, donde juega, puede ser un freno.

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El centro del campo es hoy una garantía, con Rodri y Gavi intocables. Falta Pedri. El eje del City es la mejor versión en muchos años de un centrocampista español. Desde Xavi e Iniesta, palabras mayores, no se veía un jugador en ese nivel. Lo mismo Gavi, intenso, participativo y con un dinamismo que contagia.

En este tiempo, imposible saber lo que sucederá dentro de un mes, Morata es la eficacia en persona. Todo va para adentro, su mejor versión. Lamine y Bryan Zaragoza generan ilusiones por sus maneras diferentes, Ferrán o Joselu mezclan bien.

«No me preocupa nada mi renovación», ha asegurado De la Fuente, quien tiene otro mensaje insistente en la cabeza. «Hablar de fútbol». Hablar de fútbol significa no hablar de declaraciones en la Audiencia, litigios judiciales, sumarios, citaciones, whatsapps… La otra realidad que vive la Federación por el beso. De la Fuente estará o no en la Eurocopa según decida el presidente que saldrá de las elecciones en el primer trimestre del año.