Fútbol

La afición del Getafe se divide con la retirada del nombre de Alfonso Pérez del estadio

Los seguidores del club madrileño, sin consenso ante el veto a Alfonso Pérez: indiferencia, malestar y satisfacción se juntan en las calles de la ciudad

Opinión: 'Pero el malo es Alfonso'

Todo el mundo habla de lo mismo, es la comidilla en Getafe en un extraño y caluroso día de octubre. En los bares, en los bancos, en las paradas de taxi, en las taquillas del Coliseum. La retirada del nombre de Alfonso Pérez del ... estadio del equipo azulón por unas recientes afirmaciones en una entrevista a 'El Mundo', referentes al fútbol femenino y a sus protagonistas, ha dividido a la ciudad, pero solo en opinión, porque su comunidad se mantiene igual de unida que siempre. «¡Qué fáciles de entretener sois los hombres!», lanza en tono jocoso una camarera hacia un corrillo improvisado, poblado de tercios y anécdotas futboleras, que se ha formado en un bar de la localidad. Las opiniones no son uniformes entre los aficionados, de la indiferencia a la satisfacción, pasando por el malestar. «Yo he hecho más méritos que el gilipollas de Alfonso para que me pongan el nombre en el estadio», se defiende uno de los seguidores más veteranos. Y así todo el día.

El contexto nos dice que el conflicto entre Alfonso Pérez, el Getafe y la ciudad viene de lejos, concretamente desde los años noventa. En 1998, con el estadio ya edificado, el alcalde socialista por aquel entonces, Pedro Castro, hizo una consulta entre los ciudadanos para ponerle un nombre al recinto, pues era el Ayuntamiento de Getafe quien tenía su propiedad. Hubo varias propuestas y fue Pérez una de las más potentes, un ciudadano ilustre, campeón olímpico, internacional español y con pasos por clubes de la talla del Real Madrid y Barcelona, con muchos negocios en las calles de Getafe, aunque sin ningún tipo de arraigo con el equipo. «Si juegan el Getafe y el Betis, va con el Betis», reprocha un joven que pasea por los aledaños del Coliseum, aún con el nombre de Alfonso Pérez sobre su fachada.

Torres contra Pérez

El caso es que, aunque no hubo unanimidad, Alfonso Pérez pasó a complementar el nombre del estadio. Todo tranquilo hasta que en el 2002, el propio Castro convenció a Ángel Torres, actual presidente, para que comprase el club, una empresa que aceptó de buen grado, pero que siempre tuvo un asterisco. No entendía Torres que el nombre del templo estuviese proporcionado por una persona que ni era socio ni acudía a los partidos del equipo. Y, desde entonces, su intención ha sido retirarlo.

No tuvo opción de hacerlo hasta el año pasado, cuando tocó negociar con el Ayuntamiento la renovación de la concesión del estadio. Allí ya se dejó por escrito que, cuando se encontrase un patrocinador, se le daría puerta a Pérez y su apostaría por un apellido comercial para el campo azulón. Algo hasta ahora imposible porque, según aseguran fuentes del club, lo que pide Torres para rebautizar al Coliseum es una cantidad desorbitada. Y, mientras, Sara Hernández, la alcaldesa socialista de Getafe, no tenía ninguna prisa por cambiarlo, ya que gozaba de una buena relación personal con Pérez.

Hasta la famosa entrevista, en la que el jugador, entre otras cosas, señalaba la imposibilidad de que una jugadora cobre lo mismo que sus compañeros varones. Un fogonazo ante el que a la política socialista no le quedó más remedio que sintonizar con la línea editorial de su partido. Acusó a Pérez de «minimizar los logros sociales obtenidos por las actuales campeonas del mundo dentro y fuera de los terrenos de juego» y de tener ideas «que no caben en la ciudad de Getafe», acusaciones de las que el exjugador se defendió recordando que fue embajador de la final de la Champions League femenina de 2010, disputada en el «ex Coliseum Alfonso Pérez», como recordó en sus redes sociales tras el inicio de la tormenta.

En Getafe, todos los carteles siguen reconociendo al jugador como nombre del estadio EP

Lo tienen muy claro el estamento político y el Getafe, pero no tanto los aficionados y los vecinos de la ciudad. A Luis, taxista, la medida le parece un despropósito. «Nos estamos volviendo un poco tontos. Cualquier cosa que pase, la utilizan para cancelar. Están esperando la oportunidad para quitarte del medio. Es como 'El picos', Rubiales. Vale que lo que hizo estuvo mal, pero me parece increíble que una persona pueda acabar en la cárcel por actuar así», argumenta.

«El cambio de nombre estaba cantado. Se llamará unos meses Coliseum a secas y luego llegará un nuevo patrocinador», argumenta un grupo de aficionados en el parking del estadio, que ha llegado a la conclusión de que, realmente, a la gente no le ha importado mucho este embrollo.

Teoría validada por un joven aficionado que espera alerta a la salida de sus ídolos, móvil en mano y enfundado en una camiseta de Enes Unal. «Se que han cambiado el nombre, pero no me he enterado de mucho más», reconoce, antes de asegurar de que a él lo único que le importa es que es del Getafe desde que tiene uso de razón y que se ha acercado al recinto para conseguir una foto con Mason Greenwood, fichaje estrella de los azulones y el único con el que todavía no ha conseguido fotografiarse.

Van pasando los coches de los jugadores, como Borja Mayoral o Carles Aleñá, al que incluso le da tiempo a frenar para recoger a sus padres, ya finalizado el entrenamiento antes de viajar a Vigo mientras Bordalás suelta una de sus perlas en rueda de prensa. «Si jugamos a tiempo parado podemos pedir unas pizzas y cenar en el campo», ironizaba el técnico, que prefirió no mojarse en cuanto al nombre del estadio. «Prefiero no opinar. Bastante tengo con el día a día, con el trabajo diario, con preparar los partidos. Ha habido mucho lío y prefiero no opinar porque tenemos más que suficiente».

Alegría de los veteranos

Indiferencia que no posee Ángel, uno de los socios más antiguos del club. El número 15 aparece en su carnet de abonado y tiene una buena batería de opiniones sobre el tema. «El problema viene desde el inicio. A Alfonso le ponen su nombre en el estadio porque era amigo del alcalde y porque, como aquí somos un poco pánfilos, nos alucinaba que una persona de Getafe, con arraigo en la ciudad, jugase en el Barcelona y en la selección española. El estadio tenía que llamarse como el barrio. En su día fue Las Margaritas y ahora tendría que ser Los Espartales», sentencia, mientras las réplicas empiezan a volar a su alrededor.

«Butrageño también estudió en Getafe y no por eso le han puesto el nombre al Coliseum», dice un parroquiano, mientras otro asegura que el Pato Abbondanzieri sumó honores de sobra para ser el ídolo al que dedicar el recinto. «Pero claro, tuvo aquella cagada contra el Bayern de Múnich, y eso pesa más que todas las buenas paradas que hizo en su carrera. Como lo de Djukic en el Deportivo». El fútbol pasa por encima de la polémica y la charla hace olvidar a la división de opiniones porque, lo realmente importante, es que todos aman a su equipo por igual. Esto es Getafe, papá.

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