Europa League
Xavi convierte a Estambul
El Barcelona remonta ante el Galatasaray para pasar a cuartos con los goles de Pedri y Aubameyang
Crónica
Partido trascendental para Xav i, para confirmar su genio o para ponerlo en duda. No sirve de nada jugar bien si te eliminan o si pierdes las finales. Tal como -minutos antes lo hablábamos con Peláez- tú no puedes decir que te dedicas a ... escribir hasta que no te pagan. Turquía era una prueba de fuego y nos recibió como un infierno. Al fin y al cabo es razonable que los infieles quieran empezar a acostumbrarse.
Mucho más ambicioso el Galatasaray que en Barcelona, mucho más letal, y la misma mantequilla de siempre la defensa azulgrana. La pareja de centrales parecían madames. El Barcelona intentaba lo suyo, trenzaba sus ataques con precisión y velocidad, pero sin tanto peligro como los locales, que llegaban con una gran facilidad a los dominios de Ter Stegen. Empezó mal el portero alemán. Frenkie de Jong con la izquierda definió bien pero no concretó una buenísima asistencia de Busquets. Bien el Barça en el ataque posicional, todo lo que hacía tenía sentido.
Partido divertidísimo, tenso, cualquier cosa podía ocurrir en cualquier instante. El Barça, prudente pero inteligente, aunque algo lento mentalmente. No es que hubiera descuido pero parecía como si los jugadores no se hubieran despertado del todo de la siesta. Agobiante intensidad otomana, llevado por una grada que ardía por anticipado. El árbitro dejaba jugar, como si fuera Mateu Lahoz, pero sin su retórica fallera. Éric García era el primer pase de todos los ataques de un Barcelona que poco a poco perdió imaginación ofensiva y algo de velocidad. Los turcos continuaban picando piedra, sin demasiada luz, pero intimidando en cada ataque. Posesión de 7 a 3 para los de Xavi , que tocaban más de lo que creaban, y la tarde entró en una fase más tediosa e improductiva. Dest brillaba en la defensa con ayudas meritorias. Siempre es agradable poder resaltar algo positivo de la zaga azulgrana, aunque sólo sea por la rareza del evento. En cambio Alba no daba la talla, y cuando Babel le superaba la emprendía con Ferran Torres por no darle cobertura. Pareció una premonición, porque al córner siguiente Marcao adelantó a su equipo cuando precisamente le marcaba, y pueden imaginarse que mal, Ferran.
No es que la remontada pareciera imposible, pero al Barça le afectó el gol y pasó a precipitarse con el balón, como si hubiera dejado de creer en sus posibilidades y sólo tirara de angustia y desesperación. No le fluía el juego, tenía dificultades para hacer lo que quería y los jugadores estaban cabizbajos, tristes, a la espera de que algo les saliera bien para volver a creer. Y a quien le salió fue al mejor jugador que en estos momentos tiene este equipo, que sin lugar a dudas es Pedri. En una meritoria jugada dentro del área, sentó a dos defensas y cruzó un disparo suave y exacto para batir a Iñaki Peña. Muy bien Pedri . Regresó el Barcelona al partido. Aubameyang remató de cabeza al larguero justo antes del descanso. Dicho así parece una gran oportunidad, pero tampoco fue para tanto.
Lo arregló en cualquier caso el gabonés en la reanudación y tras varios rebotes adelantó a su equipo. Camino de cuartos, aunque fuera de la Europa League, el proyecto Xavi tomaba cuerpo , se volvía realidad. Victoria trabajada, prestigiosa, en un campo de una gran hostilidad y contra un rival que sabía a lo que jugaba. Yo no fui el primero en creer en Xavi, tal vez influido por el presidente Laporta, que siempre me había transmitido su escepticismo. De hecho, Xavi era el entrenador de otro candidato a la presidencia, Víctor Font. Este jueves demostró que los no vimos enseguida el fantástico cambio que iba a significar, nos equivocamos. Por cierto: celebró el gol como Nadal, con un entusiasta «vamos». Dest se hizo daño en una buena acción defensiva y le sustituyó Araujo. Dembélé había sustituido a Adama.
Con la ventaja el Barça tomó posesión del partido e intentó administrar con madurez la victoria, aunque en algunas contras el Galatasaray mordía . Pero parecía más factible el tercero que el empate, aunque la grada no dejaba de rugir y era fácil que en cualquier momento sucediera algo. Gavi entró por De Jong . Los turcos no se rendían, pero sucumbían. No tiraban la toalla, pero no parecía que hubiera nada que realmente pudieran hacer, y el Barcelona no dejaba de crear peligro. Comparar a Xavi con Pep es todavía prematuro, pero en el instinto y en la actitud -no aún en la precisión de la maquinaria- este equipo recordaba al que una vez jugó el mejor fútbol del mundo. Lenglet -ese error- entró por Piqué y Memphis, fallón, por Aubameyang.
Xavi tomó este jueves Estambul con su poderoso credo espiritual y futbolístico y empezó a escribir su leyenda.
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