«¡Drenthe, sinvergüenza!»

Ocurrió mientras el equipo jugaba en Mallorca y la escena no fue demasiado agradable. El internacional holandés debía haberse reincorporado al trabajo con el resto de la plantilla del Hércules una vez finalizadas las vacaciones navideñas la pasada semana, pero el futbolista se negó y alegó el impago de las últimas nóminas como argumento. Sus compañeros, en la misma situación, se ejercitaron con normalidad y Drenthe amenazó con abandonar el club si no le abonaban su dinero. «Su actitud no es justificable. En todos los años que llevo en el fútbol, no había visto nada igual», apuntó su entrenador Esteban Vigo. «Está tirando por la borda todo su prestigio», criticó Valentín Botella, presidente del Hércules. Drenthe contra todos.

Se le esperaba por la mañana, pero llegó por la tarde. Representantes del club le dieron la posibilidad de abandonar el aeropuerto por una zona privada, pero el jugador decidió salir por la pública, donde fue escoltado por efectivos de la Guardia Civil, Policía Nacional y seguridad privada. No había muchos aficionados, aunque lo suficientemente ruidosos y directos como para expresar el sentir del aficionado. «¡Sinvergüenza, pesetero!», le gritaban los jóvenes. Drenthe, que ha recibido varias pintadas en el estadio y en su domicilio, no quiso hacer declaraciones a los medios de comunicación y fue recogido por unos amigos que le trasladaron a su domicilio.

A primera hora de esta mañana Drenthe se reunió con el presidente de la entidad alicantina, Valentín Botella, en las oficinas de la empresa Procumasa para hablar de los motivos por los que no se presentó a los últimos entrenamientos.

Tras el cónclave, del que salió sin mediar palabra, Drenthe acudió al estadio Rico Pérez donde, presumiblemente, se habría reunido con sus compañeros de la plantilla y el cuerpo técnico en las dependencias de la instalación. El holandés accedió al estadio por la puerta de servicio, acompañado por varias personas de su entorno, y no por el acceso habitual que se utiliza para entrar a los vestuarios. Minutos más tarde, Drenthe abandonó el Rico Pérez sin hablar y también por la puerta de servicio.

El Hércules está harto de la actitud del holandés, que en su día fue detenido después de saltarse seis semáforos a 180 kilómetros por hora y que ha sido visto varias noches por los lugares de ocio de la ciudad. Ahora está el episodio de su huelga y entre todos buscarán una salida. Los responsables del Hércules estudian incluso ejecutar un despido procedente después de tantas situaciones anómalas. Royston Drenthe ya no gusta en Alicante.