Eurocopa 2012: La paradoja de Llorente

El ariete rojiblanco estaba muy bien situado hace escasos meses en la línea de salida para afrontar esta competición con un rol de máxima relevancia. Su faceta como goleador funcionaba mejor que nunca, los éxitos internacionales del Athletic, en especial las exhibiciones ante el Manchester United en Old Trafford y ante el Schalke 04 en Alemania, habían elevado su caché, y sus problemas de rodilla parecían haber remitido. Pero esta progresión, constante y sostenida, se truncó de golpe a finales de abril, cuando consiguió ante el Sporting de Lisboa su último tanto hasta la fecha. Desde entonces, su punto de mira se ha desviado y su aportación individual en las finales de Bucarest y el Calderón fue deficiente , hasta el punto de que Marcelo Bielsa, decepcionado con él, le sustituyó el partido decisivo de la Copa.

Este bajón en su rendimiento, provocado sin duda por un calendario agotador, la intensidad de los entrenamientos dirigidos por el técnico de Rosario y la ausencia de un recambio de garantías en el Athletic que permita concederle momentos de descanso, han apagado su chispa, la que le hace ser especial y estar considerado como uno de los mejores «nueves» del continente. Sigue siéndolo —la necesidad imperiosa del club bilbaíno de atarle pronto por el interés que despierta en otros equipos así lo atestigua—, pero ahora mismo necesita un plus de motivación que despierte su ilusión por competir para poder discutirles el puesto a Torres y Negredo , los otros dos puntas de la Roja. La titularidad está lejana, pero ser el primer recambio quizás no tanto.

Del Bosque es consciente de que la versión de Llorente que ha llegado a Polonia no es la real, que le falta un punto para alcanzar el tono adecuado. Y en un torneo tan corto, en el que el más mínimo fallo puede suponer hacer las maletas de antemano, la forma física es imprescindible, sobre todo en los primeros esfuerzos, los de la fase inicial, los que marcan el camino a las rondas a vida o muerte. Aunque no es este el único motivo por el que el seleccionador todavía considera al riojano como un «desatascador» y no piensa en él como el punta de referencia. Siempre que le ha probado como titular, sus prestaciones han sido muy discretas y han obligado a sus compañeros a cambiar durante varias fases de los partidos el estilo original de juego de España para adecuarlo a las singulares características del rojiblanco.

La merma en su juego ha coincidido además en el tiempo con la eventual recuperación de Torres , que firmó un digno final de campaña con el Chelsea después de otro curso para olvidar y que estuvo muy participativo en el último banco de pruebas ante China, con y sin balón. Del Bosque siente predilección por el futbolista madrileño, a quien ya se llevó al Mundial de Sudáfrica a pesar de no estar al cien por cien y en quien ha vuelto a depositar su confianza para esta Eurocopa aunque la convocatoria estaba más cara que nunca. Si ante Italia el entrenador salmantino apuesta por la pizarra de un solo ariete, todo apunta a que el campeón de la reciente Champions será de la partida y que Negredo y Llorente tendrán que esperar su oportunidad.

Los jugadores del Athletic y del Sevilla compiten a día de hoy por ser el sustituto «titular» de su compañero del Chelsea. Por convertirse en el «número dos» de la batería ofensiva española cuando Del Bosque vea conveniente darle otro aire al equipo. Ambos tienen gol, bastante más el riojano, pero responden a perfiles diferentes. Por su envergadura y sus excelentes dotes para el remate de cabeza, Llorente sería una referencia en el área, el faro cuya luz habría que buscar siempre cerca del punto de penalti para cerrar las acciones de ataque, sobre todo ante conjuntos toscos como Irlanda. Negredo se mueve con más rapidez y tiene la facultad de desenvolverse también con soltura como falso mediapunta para convertirse además en asistente.

No da la sensación de lo que vaya a hacer ante los italianos, un duro estreno para los campeones el domingo en Gdanks, pero el seleccionador también tiene en mente una variante táctica que dejaría fuera de la titulaidad a los tres puntas puros. La opción sería jugar al estilo Barça, con un «nueve» falso. Este papel estaría reservado para David Silva , uno de los internacionales más en forma que ha convertido las inmediaciones del área en su hábitat natural. Este mismo miércoles reconoció Javi Martínez esa posibilidad cuando se le preguntó en rueda de prensa sobre la versatilidad de 'La Roja', una seña de identidad que la hace única.

La que sí tiene ganada Llorente es la «batalla» personal en el vestuario, en el que ha hecho grandes amistades y es admirado por todos. Se demostró en el acto de bienvenida que recibió la selección en Polonia, en el que varios internacionales buscaron en todo momento al riojano para hacerle partícipe del evento en primera línea. En vísperas de la final de Copa disputada en el Manzanares entre el Athletic y el Barcelona, Andrés Iniesta le consideró como un amigo, ensalzó sus cualidades humanas fuera del campo y le definió como una persona «especial». Piqué es otro de los jugadores con los que mantiene un vínculo más estrecho, pero en líneas generales hay complicidad con la mayoría.

De hecho, importantes empresas del país y la propia Federación han convertido a Llorente en uno de sus rostros más visibles por su imagen en sí misma y por su buena prensa. En numerosos spots creados al amparo de la Eurocopa el ariete rojiblanco tiene un papel preponderante; y hay pocas fotografías o carteles en Gniewino, la base de operaciones de la selección en Polonia, en los que no aparezca el riojano en un remate imposible o celebrando un gol. Esta batalla la tiene ganada, pero él quiere vencer la otra, la del «nueve».