Las dos caras de Negredo

El vallecano sabía desde hace unos meses que su perfil gustaba al seleccionador, pero que esta temporada había estado mal. Demasiado mal. Ni el Sevilla había estado a la altura de las expectativas, ni tampoco él había aportado el grano de arena exigido . No confiaba que se le diera una segunda oportunidad. Pero se equivocaba. Por fortuna para él, aunque sabe que tendrá que trabajar mucho para devolver esa confianza. Sobre todo, deberá dejar atrás esas dos caras que parece tener.

Porque en tres años que lleva como sevillista se ha visto a dos Negredo. Está el futbolista aguerrido, mezcla de potencia y calidad , que es capaz de resolver él solo un partido. Pero también está el otro delantero, menos competitivo , capaz de tener la cabeza alejada del césped durante jornadas.

Muchos dicen que por esta cualidad es un genio. Porque esta es la cara y la cruz de todos aquellos capaces de decidir en grandes momentos. «Pero la genialidad se demuestra con hechos, no con gestos baratos», le llegó a decir ‘Monchi’ en una ocasión, cuando el equipo estaba rozando el descenso y Negredo no encontraba su sitio en el campo.

El director deportivo del Sevilla fue su principal valedor para ficharlo. Siempre lo ha defendido y ha creído en él. De ahí que le ‘picara’ con esa frase. Similares a las que dijo en su día a hombres de leyenda para la entidad como Kanouté o Luis Fabiano, con las mismas dos caras que el madrileño. Cuando fue preconvocado por Del Bosque, ‘Monchi’ le llamó y le soltó su último consejo de la temporada: «No falles ahora».

Tres palabras. Simples a primera vista, pero que encerraban mucho contenido. Una frase que obliga al ariete madrileño a decidir qué carrera deportiva quiere continuar. Si prefiere quedarse estacado y no ser recordado como tantos otros con muchas cualidades, pero poca capacidad de trabajo. O si, por el contrario, ya está listo para dar el salto a la élite. Para sobrepasar la línea que marca la diferencia entre lo mundano y la gloria.

España dependerá de Negredo más de una vez durante el Campeonato de Europa . Seguro. Pero más va a necesitar el futbolista a la selección. Siempre recuerda que la Eurocopa fue su sueño cuando jugaba con pelotas de plástico en Vallecas. Ahora el destino le da la oportunidad que tanto ansiaba. Pero no es gratis. El peaje a pagar es el de la madurez: la cara de la valentía o la cruz de la cobardía. Él decide.