España, otra vez campeona de Europa

La España de Julen Lopetegui , con diferencia la selección más joven del campeonato, ha heredado una identidad irrenunciable, pero intenta innovar a partir de ese lienzo. Como demostró frente a Grecia, aún no tiene la fluidez en la circulación de balón del grupo que dirige Vicente del Bosque, pero sí la intención de defenderse con la pelota. Sobre esa premisa, elige las bandas en lugar del carril central gracias a dos extremos de la talla de Jesé Rodríguez y Deulofeu.

Los dos aportaron verticalidad, desborde y el mismo pecado: exceso de elaboración. España dominó durante los primeros 25 minutos, pero no generó ocasiones de verdadero peligro. Fueron muchas las veces en las que agotaron su carril hasta la línea de fondo sin encontrar a tiempo el centro. Por fortuna, también tienen movilidad, y en su primera combinación, un pase al hueco del barcelonista, casi llegó el primer tanto.

Fue una jugada muy similar a la que dio origen al gol. Pase a la carrera desde la frontal, sprint del extremo a la espalda de la defensa y balón cruzado, lejos del alcance de Dioudis. Gracias a esa acción, el canario se proclamó pichichi del torneo —cinco tantos— y permitió a España revalidar un título que ya conquistó el año pasado en Bucarest.

Si hay alguien que preserva la esencia en frasco pequeño de los Xavi Hernández o Iniesta es Oliver Torres. El canterano del Atlético de Madrid, benjamín de la expedición con 17 años, impartió en la primera parte una clase magistral en dirección del juego. De sus pies salieron los pases que mayor peligro revistieron para los centrales griegos, plantados sobre el césped a imagen de sus «hermanos mayores».

El rojiblanco desborda imaginación con el balón y deja muestras de ese mismo radar del que pueden presumir los centrocampistas de la absoluta. Sin embargo, su influencia cayó al mismo ritmo que la lluvia sobre el Lillekula Stadium. Cuanto más costaba que el balón rodara por el césped, más peso ganó su compañero en la medular, Campaña. El medio del Sevilla regaló una de las mejores ocasiones de la segunda parte, al estrellar un zapatazo en la cruceta de la portería griega. No sólo en el fondo, sino también en las formas: España asediaba el fortín construido por Grecia. Ni Katidis, ni Diamantakos, los rivales de Jesé por el pichichi, hicieron contrapeso.

Al final, título para España. Diez años después del primero, ganado con gol de Torres a Alemania. Porque también en esta categoría, la selección mantiene su sello.