Messi reduce la valentía del Córdoba

A partir de esa leyenda, a partir del «la Copa mola», se cubrió el estadio andaluz con un mosaico precioso para una velada memorable en Córdoba, compensada con un bello encuentro en donde el Barcelona necesitó apretar los dientes para enderezar su pase a los cuartos de final de esta competición. Ganó y el resultado parece definitivo, pero ni mucho menos fue un paseo ya que necesitó lo mejor de Messi, que hace del gol una rutina poco emocionante . Sea donde sea, se sabe que siempre tendrá algo que celebrar.

El líder de la Liga BBVA, el Barça de todos los récords, entendía el pulso desde el alarmismo de Tito Vilanova, quien vaticinó en la víspera una batalla incómoda y áspera. Heredero de la modestia Guardiola, prefería mil veces antes jugar contra un Primera que contra el undécimo de segunda por aquello de la motivación, acertado cuando vaticinó que era el partido del año en Córdoba.

Lo fue porque la gente se entregó y el equipo arrancó como un tiro, diez minutos efervescentes en donde hubo suspiros prolongados porque Pinto se salvó por los pelos. El portero de la Copa transmite cierta intranquilidad y tuvo que corregir con las manos su pifia con los pies, asustado con los remates de López Garai y Pedro. Valiente y muy osado, el equipo de Berges exigió al Barcelona más que otros de mayor categoría , pero al final se rindió como lo hacen todos, con un gol de Messi.

Fue el 87 del argentino en 2012, que no descansa jamás, ni siquiera en encuentros de menor empaque ya que a él sólo le gusta la pelota. El más fácil de todos cuantos ha marcado y el que más le costó, pues únicamente debía empujar la asistencia definitiva de Villa y le dio tan mal que el balón golpeó en el larguero antes de entrar. Gol y abrazo con el asturiano, titular ahora que se empieza a hablar mucho de su situación en el Camp Nou.

Con todo, el primer acto del Córdoba merece un aplauso prolongado porque lo hizo muy bien . Ni siquiera el mazazo de verse por debajo sin merecerlo le mermó y siempre fue decidido a por Pinto, a quien superó incluso con un tanto de Rennella que se anuló por fuera de juego, cuestión de centímetros con acierto arbitral.

Al Barça, reconocible con una alineación de alto nivel, le costaba encontrar equilibrio y Song se perdía en la medular, todavía alejado de lo que se le presupone a un azulgrana de verdad. La espesura del africano se propagaba y hubo muy pocas luces en la zona de creación, prácticamente estaban fundidas.

Se consumió el primer tiempo y agradeció la tregua el Barcelona, aunque es verdad que tuvo una oportunidad clara para sentenciar y a Villa no le señalaron un penalti bastante evidente. El descanso le fue bien a los catalanes y en la reanudación vivió más tranquilo, beneficiado porque el ritmo ya era otro.

Con paciencia, pudo triangular y disfrutar de tres claras ocasiones en las botas de Pedro, Villa y Messi, mal resueltas incluso en el caso del «10». Pero Messi no perdona dos veces y enmendó ese error estirando aún más la cuenta y dejando la eliminatoria vista para sentencia, tanto 88 a pase de Thiago . Fin a la fiesta del Córdoba, fin a la fiesta de El Arcángel.

Hasta el final, fueron minutos sin demasiada euforia, minutos para dignificar al buen Córdoba. Esperaba desde 1972 algo similar y dio la talla , pero sucumbió, como cualquier otro, al instinto de Messi. Siempre es igual.