FÚTBOL FEMENINO
El Atlético Museros lo gana todo
El conjunto de fútbol femenino de la pequeña localidad valenciana ha enlazado 21 triunfos consecutivos
Museros , localidad valenciana de unos 6.000 habitantes, comunicada con Valencia por la línea 3 de metro, buen clima, sol, una buena huerta y un equipo de fútbol femenino que lo gana todo . Y todo son los 21 partidos que ha ... disputado en la Liga regional. 21 partidos, 21 victorias , cero empates, cero derrotas. Ni Barça, ni Madrid, ni Bayern, ni Manchester City. Atlético Museros.
Varias jugadoras se entrenan con el resto del equipo sin ficha
Pero para llegar hasta aquí es necesario conocer el origen de todo. Este pasado verano, dos amigos, Alfonso Matamoros y Pablo Ariño, decidieron dar rienda suelta a un proyecto común para el futuro: crear un equipo de fútbol femenino en el que pudieran competir las chicas del pueblo sin tener que viajar a otros sitios. A la llamada de los carteles acudieron varias chicas y todos juntos comenzaron a preparar la pretemporada. “No queríamos nada grande, solo un sitio para jugar, entrenar y poder sentar una base e ir creciendo con los años”, recuerda Matamoros. Pero la llamada se extendió por los pueblos de alrededor y lo que comenzó como un proyecto pequeño y a largo plazo, les superó. “Hubo que hacer descartes porque se apuntaron más chicas que las que podíamos formalizar ”, continúa Matamoros, “se apuntaron 32 y nos vimos en la obligación de seleccionar a las mejores para quedarnos con las 22 que podían tener licencia”. Aún así, las ganas por jugar a fútbol hacen que varias jugadoras se entrenen con el resto del equipo sin ficha.
Sin límite de edad
El equipo ya tiene forma, aunque hubo que limar ciertas asperezas porque la calidad de las jugadoras variaba mucho entre unas y otras. Además, no existe límite de edad para formar parte del Museros. La más joven tiene catorce años y la más mayor ronda la cuarentena . No hay ningún problema: “Lo importante es que hay muy buen rollo y nos llevamos bien ”, dice Bárbara Herranz, que jugó a nivel nacional y tuvo sus dudas al regresar al fútbol en una categoría tan baja, regional, pero llegó al vestuario y se le pasaron. “Hay muy buen rollo y, sobre todo, el factor clave son los entrenadores. Lo hacen todo muy fácil, muy profesional y te dan mucha energía. He tenido entrenadores que no tenían ni la mitad de disciplina, empeño y saber hacer que ellos”.
«Disfrutar y que cada una dé lo máximo que pueda»
Alfonso Matamoros, Pablo Ariño e Iván García. Ellos son los culpables de que las chicas del At. Museros hayan aprendido de tácticas, de técnicas y a otras cosas tan, aparentemente triviales como que después de que si pita el árbitro tres veces es el final del partido. “ No nos dan charlas, sino indicaciones -confiesa Antonia Vilches- que cuelgan en el vestuario. Frases cortas que se te quedan muy bien”. Solo hay dos indicaciones antes de saltar al campo: “Disfrutar y que cada una dé lo máximo que pueda”. Y así, han logrado 21 victorias de 21 posibles.
Herranz y Vilches coinciden en la profesionalidad con la que trabajan los entrenadores. Y estos, a pesar del éxito, no cambian de objetivo: “Nuestro plan sigue siendo el mismo que al principio: crear un bloque y no destruirlo, fomentar el futbol y por qué no, soñar con subir de categoría”, confiesa Matamoros. Aun jugando en una liga regional, la profesionalidad de los entrenamientos difiere poco con otros campeonatos: “ Entrenamos dos veces a la semana , entre 90 y 100 minutos. Y tratamos de explicar conceptos y trabajarlos con el balón, siempre. Y, por supuesto, aportar valores deportivos y sociales”.
Asfixia económica
A pesar del ímpetu y de las ganas, en el mundo del fútbol femenino no solo basta con los méritos deportivos. El factor econónico es muy importante, y el Museros no se salva. “A mí me cuesta dinero el fútbol” , dice Herranz. Vive en Valencia y se desplaza a los entrenamientos tres días por semana, además de los viajes para disputar los encuentros. “Quiso ayudarnos el Ayuntamiento poniendo un autobús, pero se rechazó la propuesta por la crisis y vamos en coches particulares ”, informa Matamoros. “Se hace menos piña y menos vida conjunta, pero no hay otra forma de hacerlo”, corrobora Vilches, que intenta como puede compaginar la vida personal con el fútbol y por eso se lleva a su hija a los entrenamientos. “Esta será mi última temporada, comienzas a tener otras exigencias y se hace cada vez más difícil entrenar dos días por semana más el fin de semana”, confiesa con cierta pena. También Herranz lo sufre: “No podré asistir al partido de este fin de semana porque trabajo y no he podido cambiar el turno ”, dice con resignación. Además, aunque sus victorias les dieran como premio el ascenso, tendrán que ver si pueden sufragarlo económicamente, pero todavía no piensan en eso: "No les exigimos que ganen, solo que hagan lo que mejor saben hacer".
Todas coinciden en que el fútbol y compartir experiencias con otras jugadoras les llena. Especialmente cuando ven que las chicas jóvenes podrían mejorar sus condiciones en el futuro. Raquel , de 14 años, ha marcado 22 goles y el Levante se ha fijado en ella para la próxima temporada, todo un orgullo para sus entrenadores y para sus propias compañeras. Hay sitio para la ilusión, para que el fútbol femenino mejore, y en el Museros, siempre queda sitio para una victoria más.
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