Paseo del Barça en el Ciudad de Valencia

Volvió la primera unidad al Barça. Tras la generosa rotación contra el APOEL en Champions, Luis Enrique confirmó que su prioridad atrás son las piernas, velocidad y anticipación de Mascherano y Mathieu, la pareja de zagueros menos profetizada en las cábalas que la crítica deportiva hacía en pretemporada. Por ahora, las opciones de Piqué, Bartra y (del aún lesionado) Vermaelen, más estilosas pero menos expeditivas, no acaban de convencer al técnico, cuya reformulación defensiva, en cierto modo, está acabando con la moda de contar con un central con salida y otro de perfil más corrector. No hay voluntad de reeditar la asimetría perfecta que representaba la pareja Piqué-Puyol, como tampoco se busca en Rakitic la mesura de Xavi. Es un Barça diferente, más pragmático, menos lírico, en el que no debe extrañar ver a un interior creativo esforzándose para evitar sobre la línea que el rival se adelante. Pasó precisamente con el croata a poco del minuto 15, cuando Mathieu no llegó a un cruce y propició que Morales buscara a Casadesús en posición de castigo.

Esa fue la primera ocasión clara del partido. La última que tuvo el Levante, que a partir de ahí se vio dominado por una masa carmesí brillante –color de la indumentaria suplente del Barça– que poco a poco fue encerrando a los de Mendilibar en su territorio. Los culés fundamentaron su triunfo en la invasión, pese al riesgo evidente que supone tener más de cincuenta metros de espacio para posibles contragolpes. Luis Enrique prefiere correr el riesgo antes que patrocinar la salida cómoda del oponente. Su orden funciona, pero habrá que verlo contra equipos más capaces que el Levante.

La inspiración azulgrana en la primera parte nació sobre todo en la banda izquierda, con Jordi Alba en posición prácticamente de extremo y Neymar asomando con mayor libertad que la temporada pasada. El lateral internacional, un puñal, fue el primer visitante que llegó a disposición de gol, pero su envío se perdió por la banda. Luego, en el 19, el paulista, titular por primera vez en Liga en detrimento de Munir, chocó con Jesús en un mano a mano. No será el delantero más ducho en la definición, pero genera tantas situaciones de peligro que sus números terminarán agradeciéndolo. Seis minutos más tarde, volvió a fallar, de cabeza, tras un envío largo de Mascherano, pero a la tercera tocaba acertar. Messi, desde su reducto entre líneas, asistió por encima de la defensa para su nuevo socio favorito, que se deshizo del portero y resolvió a placer. Poco importó que el argentino fallara un penalti que provocó él mismo en un momento ideal para sentenciar, ya que Vyntra fue expulsado en esa acción y el Levante, con diez, todavía fue una presa más fácil.

Rakitic , que también ha incorporado el ensayo espontáneo al nuevo repertorio azulgrana, anotó el 0-2 de disparo potente a media altura. Inapelable para Jesús. Hay que anotarle buena parte de la culpa de ese gol a Diop, que falló un despeje de cabeza. En la segunda parte, Sandro, que entró por el lesionado Neymar, cerró el cuento. Pedro y Messi, bajo la lluvia, elevaron el triunfo a goleada.